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Felix despertó en una habitación blanca, su dolor había desaparecido pero estaba completamente desorientado.
Trató de levantarse pero unas ataduras en sus muñecas a la cama no se lo permitían. Eso le puso nervioso. Comenzó a moverse más bruscamente tratando de levantarse pero era imposible, lo único que conseguía era dañarse sus pequeñas muñecas.

-Deberías de dejar de hacer eso. Te vas a hacer más daño. -una voz femenina hizo que girase su cabeza, se encontró con una chica baja y guapa. Con una mirada sería pero bonita. De pelo castaño, largo y brillante. -Mi nombre es Hayeon y soy doctora. Tus padres llamaron a una ambulancia cuando entraste en un.... Ataque...? No sabemos cómo llamarlo pero después de varios análisis descubrimos que eres uno de ellos.

-¿Ellos...? -Felix había comenzado a sudar, tenía miedo de lo que fuese a decir. Había escuchado hablar de "ellos" y de cómo eran tratados. Deseaba con todas sus fuerzas estar confundido y no sea lo que piense.

-Si, ellos, indeseados. Gente "extraordinaria", debiste escuchar de ellos... ¿No? -el pequeño pecoso asintió lentamente y con tristeza. Ya sabía que es lo que significaba ser uno de ellos.- Entonces para que preguntas, no me hagas perder el tiempo. El caso es que a pesar de las pruebas no hemos podido definir bien que es lo que tienes, pero serás trasladado de todas formas. Mañana a primera hora vendrán a buscarte.

Sin decir nada más salió de la habitación, parecía querer irse y alejarse de él lo más rápido posible.
Trataba de aguantar sus ganas de llorar pero cuando entro Chaewon, su hermana mayor, con lágrimas en los ojos seguida por sus, ahora, decaídos padres no pudo aguantar y comenzó a llorar. En la habitación del hospital solo se escuchaba los sollozos de la familia.

Se quedaron así hasta caer todos en los brazos de Morfeo, iba a ser la última noche de los cuatro. No iban a permitir pasarla separados.

🍫

Ya por la mañana entraron policías a echar a su familia de la habitación, a alejarlos para siempre. Entre lágrimas y gritos acabaron sacando a su hermana de ahí, que era la que más se rehusaba a abandonar a su pequeño hermano allí.
Felix ya se estaba entrando al coche hasta que una aguda voz lo hizo girar su cabeza una última vez antes de entrar y ser llevado para no volver.

-¡Felix...! -su hermana había vuelto a escapar de los policías antes de que se fuese- ¡No te olvides de que siempre seré tu hermana..!

Tiraron de él para que entrase al coche y no le dio tiempo a contestar. Solo pudo sonreír a su querida hermana una última vez.

🍫

El trayecto en coche no fue muy largo, tal vez media hora y como mucho unos cuarenta y cinco minutos.
Ningún policía habló con él en todo el trayecto, el pecoso sentía que le tenían asco, pero no le sorprendía. Se sabe que las personas como él son consideradas basura, un monstruo incontrolable. Pero Felix pensaba que lo que sentía no era asco, si no terror. Las personas indeseadas tenían poderes temidos. Eran más fuertes y eso seguro hacía temblar a las autoridades, pues si son más poderosas que ellos les quitarían el trono.
Todo el odio hacia ellos seguro era por miedo a perder. Por el miedo a conocer a alguien más fuerte que tú, alguien que te pueda hacer caer.
Vivimos en una sociedad egoísta donde lo único importante eres tú.

Él tenía la suerte de vivir con una familia humilde. Que se preocupaba por los demás y se cuidaban mutuamente. Gente como los Lee eran complicados de encontrar.

Al llegar empujaron de él para que bajase, no podía moverse bien debido a unas cadenas que unían sus delgadas muñecas y otras encadenando sus pies. Los policías tiraban de él para que fuese más rápido por lo que tropezaba y caía.
Cuando llegaron a la entrada llamaron a la puerta bruscamente. Abrió un chico bonito, de cabello rubio y mirada relajante.

la casa de los indeseados || hyunlixOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz