Nueve

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—Creo que es un gran empresario, tenía un gran auto, además me dio su tarjeta— Dal-Mi me enseñaba y contaba todo lo que había pasado la noche anterior, con una sonrisa de oreja a oreja—Parecía un modelo.

Es muy extraño, cuando fui a hablar con él en un principio, el lugar no se veía muy lujoso, no se veía como un lugar de alguien con las descripciones de mi hermana. Además, esta tarjeta profesional se ve un poco desaliñada, como si lo hubiese hecho alguien sin conocimientos en diseño, gratuitamente. Aunque, por otro lado, mientras hablaba con Do-San, daba a entender que era un persona simple y casual, alguien genuino. Tal vez no le gustaba ostentar y de esa manera manejaba el bajo perfil.

— Me alegro por ti, DalMi, parece que por fin tus cartas pasaron a otra instancia — ella sacudía su cabeza de arriba a abajo—.

— En fin ¿ya no te ibas?, ¿no que tenías mucho trabajo que hacer?—  Hablaba desinteresada repentinamente, cambiando de tema con una cara seria, esperando por una respuesta—.

— Así es, solo esperaba que terminaras de contar tu noche para poder irme— ella asiente, dándome una señal de que había terminado— Nos vemos.

— Adiós — sonríe tan falsamente que me desconcertaba.

¿A que se debe el repentino cambio de ánimo? No había hecho nada para que pasáramos a un ambiente más denso. He vivido toda mi vida con Dal Mi y aún no logro comprender sus actitudes.

Olvidando a mi hermana de lado, agarro mis cosas y me despido de la abuela, así saliendo tranquila a terminar la gran fila de trabajo que aún falta por dejar listo.

——

Luego de trabajar toda la mañana, me dispongo a tomar un pequeño tiempo libre para ir a saludar a la abuela. Me he dado cuenta que no paso mucho tiempo con ella y realmente no tengo una excusa para decir porque no la visito en su trabajo. Vivimos bajo el mismo techo pero pocas veces compartimos tiempo valioso. Siempre le digo que tengo trabajo que hacer o documentos que leer, y últimamente caigo en cuenta del mal que hago al evitar momentos con ella.

Por eso hoy la visitaré. Como propósito tendré el visitarla más seguido en horas de trabajo, saludarla, llevarle algo. Un pequeño tiempo todos los días puede lograr memorias en potencia.

Apenas llegué al stand de la abuela, noto la presencia de alguien más. Han Ji Pyeong.

¿Desde cuando son tan cercanos nuevamente?

— ...Es alto, pero nada más— sus voces cada vez se hacían más claras mientras me acercaba— Es un larguirucho, parece un fideo— sonaba un poco malhumorado — ¿quien se corta el cabello así hoy en día? Que corte horrible ¡por Dios!

—Yo le recomendé el corte— interrumpo su ligero berrinche para incomodarlo un poco, cosa que había logrado apenas notó mi presencia luego de lo que había dicho—.

— Bueno, si mejoró mucho. Pero sigo fuerte en mi opinión— ruedo levemente mis ojos al escuchar la inseguridad en sus palabras.

— ¿desde cuando hablas tanto, eh?— una leve risita burlona salió sin querer de mis labios, bajando la tensión repentina del ambiente.

— Déjalo tranquilo, mi niña. Solo está celoso de que Dal Mi no pensara que era un modelo— las dos reímos con ciertas carcajadas mientras Ji Pyeong cruzaba sus brazos.

—No estoy celoso, olvídenlo— él y su humor—.

— Abuela, veo que estás algo ocupada escuchando los quejidos del señor Ji Pyong— se le escapa una risita de sus labios— solo venía a saludarte, y te traje el almuerzo. Espero te guste— ella sonríe algo sorprendida.

START UP||| Nam DosanWhere stories live. Discover now