Veinte y seis

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Me separé rápidamente de Dosan al sentir la presencia de alguien más en la habitación. Giré la cabeza y me encontré con Dalmi parada en la puerta, con una expresión de sorpresa en su rostro. Inmediatamente, me aparté de Dosan y me puse de pie, tratando de ocultar mi incomodidad.

-Dalmi, lo siento, no esperaba que vinieras- trataba de justificarme pero había sonado peor de lo que decía.

-No, no te preocupes, no tengo problema- Su voz había sonado seca, Dalmi sonreía de manera forzada mientras se acercaba a nosotros. La furia brotaba por sus ojos y solo me miraba a mí -Solo vine a buscar un libro que dejé aquí ayer- Explicó mientras caminaba hacia la mesa donde estaba el supuesto libro-.

Me quedé paralizada, sin saber qué hacer o decir. La tensión se podía cortar con un cuchillo, y no podía evitar sentirme incómoda y como la mierda por la mirada de dolor y furia de mi hermana, por lo que acababa de suceder con Dosan. De algo estaba segura, ella me quería matar, estaba pensando en como destruirme y dejarme polvo, lo veía en sus ojos. Y lo peor, me lo merecía, esta vez no podía culparla de nada, si alguien aquí era la culpable y estaba mal era yo. 

Pero por los dioses, ¡¿cómo no lo pensé mejor?! Dalmi aún no sabía nada de absolutamente nada de las cartas, del Señor Han y Dosan, como la habían engañado así fuera por una "buena razón", y había visto como su hermana besaba a lo que ella pensaba era su primer amor. El Dosan de las cartas.

Dalmi tomó el libro y se dio la vuelta para irse, traté de perseguirla, pero ella solo me evitaba y me dio a entender que no sería el mejor momento para hablar. Antes de salir por la puerta, se detuvo y se volvió hacia nosotros. 

-Bueno, chicos, nos vemos más tarde. Disfruten el resto de su día- tenía una sonrisa cínica, que emitía de todo menos felicidad.

Y sin más, se había marchado, dejando una sensación punzante en mi pecho.

Me quedé en silencio, parada en frente de la puerta por la que había acabado de salir mi hermana, procesando lo que acababa de suceder. Sabía que tenía que hablar con Dalmi y aclarar las cosas, pero también sentía una extraña emoción dentro de mí, por lo que acababa de suceder con Dosan. No sabía qué hacer o cómo manejar la situación, pero sabía que necesitaba tiempo para pensar en todo esto. Y es que ¿qué le diría a Dalmi? No tenía nada que me ayudara en mi posición. 

Mi cuerpo temblaba sin poder reaccionar. Me dejé caer en el sofá, con la mente en blanco. Sentía un torbellino de emociones dentro de mí, y no sabía cómo manejarlas. Cerré los ojos y respiré profundamente, tratando de calmarme.

De repente, escuché la voz de Dosan. "¿Estás bien?", preguntó con preocupación. Abrí los ojos y lo vi sentado a mi lado, mirándome fijamente.

Lo miré sin expresión alguna, aun el shock no me permitía procesar nada de lo que estaba pasando a mi alrededor

- No... - Asentí con la cabeza - Digo, sí, estoy bien- Me acomodé en el asiento tratando de recuperar la compostura. 

-Lo siento, no debería haberte besado así. No quería ponerte en una situación incómoda- Dosan suspiró y se pasó la mano por el cabello. 

Nos quedamos en silencio por un momento, sin saber qué decir. Pero luego, Dosan decidió continuar hablando. 

-Sé que las cosas son complicadas ahora mismo, con Dalmi y todo eso. Pero quiero que sepas que me gustas mucho, Yoona. Y si tú sientes lo mismo, entonces sabremos qué hacer, juntos- Aunque su voz trataba de ser reconfortante, yo no pude evitar mirarlo con incredulidad.

Me quedé sin palabras. No sabía qué pensar o qué decir. 

- ¿Es en serio?, ¿Solo puedes pensar en eso? Dosan, no sabes en el problema que me he metido, ¿y tú solo piensas en continuar? - Mis ojos comenzaron a cristalizarse y él se tensó al instante, preocupado por mi repentina actitud. 

- Yo... No, Yoona, para nada. Entiendo lo que...- Lo interrumpo de inmediato.

-¡No entiendes nada!- las lágrimas comenzaron a caer- ¿Sabes lo difícil que ha sido para mí llevarme medianamente bien con Dalmi? Los dolores de cabeza, las constantes humillaciones, todas las veces que me culpaba por todos los problemas que se le cruzaban, todo esto había cesado, hasta hoy. La diferencia es que esta vez si es mi culpa, esta vez tiene toda la razón para reaccionar así. 

-Está bien, tal vez no lo entiendo, pero déjame intentarlo. Déjame ayudarte, al fin y al cabo la culpa es mía también- Se acerca a mí, pero yo doy un paso atrás- Para ser sincero, nadie tiene la culpa aquí. No podemos culparnos por sentir, las circunstancias en las que sucedieron fueron injustas para nosotros. Creí que ayudando al señor Han y no decepcionar a Dalmi haría bien, pero si desde un principio hubiera sabido que te conocería y te causaría problemas, no lo hubiera hecho- su expresión parecía preocupada, pero a la vez frustrada- No creo que entiendas lo bien que me he sentido luego de haberte conocido. Solo quiero que estés bien, no causarte problemas con mi presencia... 

-No quiero que te vayas, Dosan- Mis palabras salieron suaves, pero suplicantes.

-No lo haré, a menos que eso quieras que haga- Vuelve a tratar de acercarse a mí y esta vez no me alejo.

Su mano se pasó por mi cabello hasta llegar a mi mejilla, acariciando con su dedo pulgar esta suavemente, cerrando los ojos a su contacto. 

-Hablaré con Dalmi. Le diré todo y trataré de que salga bien. Tú descansa, lo necesitas- me besa la frente y mis piernas flaquean por su repentino contacto. 

Me sentía mal por gustarme como me estaba tratando, me sentía culpable por esta compañía. Era como volverme un criminal por la pasión del delito, estaba mal, pero no podía evitarlo. Quería que se quedara ahí, que estuviera conmigo, esperaba de su contacto, estar cerca de él por más tiempo, pero debía irse. 

-Gracias, de verdad- mi voz salió casi en un sollozo, pero oculté mi rostro en su pecho, rodeando su cuerpo con mis manos en un abrazo. 


START UP||| Nam DosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora