Catorce

1.5K 180 29
                                    

Un sonido molesto pasaba por la habitación, interrumpiendo un espléndido y para nada inquietante sueño. Trataba de apagar el celular, quien era el que emitía tan fastidioso ruido, pero no se apagaba por más que lo intentara ¿quien llama a esta hora, si aún es temprano en la mañana?

—Diga— contesto con un malhumor creciente—

—Lo logré. Hice que detectara la fuente como falsa— esa voz, imposible no reconocerla.

—creo que te equivocaste de Seo. Hablas actualmente con Yoo-Na— trataba de sonar lo más desinteresada posible, pero en verdad solo quería que me contara cada detalle.

— ¿pasa algo? Ah, seguro te acabo de levantar, luego te lo cuento cuando llegues a Sand Box— su voz sonaba totalmente entusiasta, era imposible ignorar a este chico—

—Está bien, luego te veo— cuelgo lo más rápido posible, sin esperar una respuesta de su parte—

¿Por qué era tan difícil para mi solo evitarlo? No habíamos establecido un vínculo estrecho, la mayor interacción que tuvimos fue en Sand Box mientras a ambos nos consumía el estrés ¿qué efecto tenía en mi que no podía ignorar? Ni siquiera me interesaba saber nada de él cuando llegaban sus cartas hace unos años ¿por qué ahora?, ¿por qué de la nada?, ¿por qué era tan estupida en irme ilusionando poco a poco?, ¿por qué debía de ser él? Solo por qué.

Quise tirar mi teléfono lejos, pero al ver la hora que marcaba el reloj, lo único que logré fue salir corriendo de mi cómoda cama para comenzar a organizarme. Jamás llegaba tarde, el primer día de Sand Box no sería la excepción.

Mientras tanto, Dal-Mi se paseaba de un lado a otro por los corredores del segundo piso de la casa, con una expresión de felicidad imborrable. Estaba totalmente lista para irse y ni siquiera le importó si seguía dormida o no.

— ¿por fin despertaste, bella durmiente? Tal vez necesitabas un beso de tu príncipe azul. Pero en ese caso, estarías dormida para siempre— se había levantado con la crueldad alborotada— que final feliz.

— ¿acaso tú tienes el tuyo? — sonrío de la misma manera cínica en la que ella lo hacía— que yo sepa, no tienes a nadie a quien le puedas llamar de esa manera—. Ojalá eso fuera cierto, pero sabía exactamente quien podía llenar ese puesto—

— como digas, que no se te haga tarde— Dal-mi simplemente se fue, desinteresada de cualquier cosa que dijese—

Este no es momento de peleas familiares, debía estar lista lo más pronto posible. Trato de olvidar la anterior conversación, buscando el baño para así tomar una ducha; por lo menos hoy no tenía que lavar mi cabello.

Luego de terminar toda mi rutina diaria, saltándome el desayuno, prosigo a salir de casa; no sin antes gritar un "nos vemos, abuela" en la puerta de entrada. Para mi suerte, el bus que pasaba por Sand Box acababa de estacionarse en la parada de buses, quitando unos pocos minutos de retraso en el cronograma.

Luego de unos aproximados veinte minutos de trayecto, llego a mi destino. Gracias al universo por hacer que el conductor acelerara más de lo que usualmente lo hacía. Al parecer no era la única que llegaba tarde a algo.

Seguido de esto, bajo con la mayor velocidad que mis tacones podían permitir, casi tropezando en la entrada de las instalaciones de Sand Box. Me dirijo directo a la cafetería para poder desayunar algo, pero un reconocido rostro remotamente apareció sentado en el lugar, junto a otras familiares personas, creando que mis pies siguieran automáticamente el camino hacia donde debía reunirme con mi equipo.

—Yoo-Na— ignoro aquel llamado, continuado con mi camino— Hey ¿estás bien?— casi choco con su cuerpo, tambaleando un poco para evitar el contacto.

START UP||| Nam DosanWhere stories live. Discover now