Veinte y cinco

821 90 5
                                    

Después de vestirme, salí de mi habitación y me encontré con Dosan sentado en el sofá de la sala, mirando su teléfono. No me atreví a preguntar qué hacía allí aún, luego de tan incomodo momento al estar limpiando todo el desastre que anteriormente había dejado.

Aún así sabía que tenía que agradecerle por haber venido y haberme ayudado. Pero el me toma por desprevenida apenas me ve, y su mirada apenada me descolocó un poco de mis pensamientos.

—Lo siento mucho por lo que pasó con SandBox, Yoona. Debe ser duro para ti después de todo lo que sucedió—dijo él, sin levantar la vista de su teléfono.

—Sí, fue una noticia desalentadora, ha sido un día difícil, por lo que pudiste notar— traté de bajar la tensión que entre ambos crecía, tratando de bromear un poco, aunque no diera ni un poco de gracia mi situación actual—Gracias por preocuparte, Dosan

—No tienes por qué agradecerme. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti si necesitas algo—respondió él, finalmente levantando la vista hacia mí. Sabía que era lo que quería decir esa mirada y los flashbacks de su confesión en el coche llegaron hacia mi.

No pude evitar sonreír ante su oferta amable, a pesar de que nuestra relación no había sido la mejor en los últimos días. Quizás tenía que empezar a considerar la posibilidad de que podíamos solo ser amigos e ignorar todo lo que había sentido. Pero primero, tenía que resolver mis propios problemas.

—Gracias, Dosan. Significa mucho para mí que te preocupes. Pero ahora tengo que centrarme en saber mi siguiente paso, antes de ya sabes, poder entender que sucede—Aunque era incómodo hablar sobre nuestra situación actual, era totalmente necesario aclarar que aún no era capaz de afrontar mis verdaderos sentimientos.

Nuestras miradas conectaron cuando el silencio se apoderó de la habitación. Era increíble como solo con una mirada podía expresar tanto, y es que parecía arrepentido, pero también frustrado y hasta triste. Verlo así me dificultaba querer olvidar todo y salir corriendo de allí.

¿y si nos hubiéramos conocido en otra situación?, ¿hubiera sido diferente? Dalmi de por medio era una razón suficiente para evitar cualquier contacto con Dosan, pero ¿por qué se me hacía tan difícil?

¿Acaso no podía dejarme sentir algo lindo por primera vez?

Pasaba el tiempo y continuábamos sosteniendo nuestras miradas, como si hablaran por si solas. En un momento pensé mandar todo a la mierda y dejarme llevar por el momento cuando me di cuenta de lo cómodo que estaba allí. Era extraño, después de todos los problemas que habíamos tenido y nuestras conversaciones incómodas, pero de alguna manera, sentí que finalmente estábamos conectando de nuevo.

—Oye, ¿por qué no salimos a caminar? Hace un día hermoso y puede que te ayude a despejar la mente—propuso Dosan, interrumpiendo mis pensamientos y cambiando completamente el tema anterior.

—Sí, suena bien—respondí, sin dudarlo.

Salimos a caminar por el vecindario, disfrutando del sol y el aire fresco. Existía un silencio entre nosotros, pero pequeños roces de nuestros brazos que eran a propósito, miradas tímidas con risitas ligeras y su mano deslizándose por la mía solo hizo que la caminata fuera relajante y agradable, dándome cuenta de que había olvidado lo mucho que disfrutaba la compañía de Dosan.

Entramos un pequeño café para comprar bebidas frías, pues ambos estábamos de acuerdo que un minuto más en el sol sin un poco de líquido para hidratarnos, nos iba a enloquecer. Ambos pedimos café frío y nos paramos a un lado de la barra para esperar a que estuviesen listos.

Dosan tenía la mirada perdida, parecía pensativo, como si su mente presentara choques y un debate se estuviera desarrollando para el mismo. Su mirada regresa a mi y luego de un tiempo de sostener su mirada, decide hablar.

START UP||| Nam DosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora