Once

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En definitiva no esperaba nada de lo que había pasado. Jamás volvería a salir de casa, nunca.

Primero, me quedo durmiendo en mi oficina, luego el no nieto favorito de la abuela va a buscarme y me ve en semejante estado, luego conozco a los chicos de Samsan Tech y la primera impresión que se llevaron de mi fue... ¡que no soporto una fiebre! Increíble. Todo lo qué pasó y el idiota de Ji Pyeong no me dejó tomar ni un sorbo del jugo que había comprado supuestamente para mi.

Yo quería jugo y terminé pasando pena.

Al final, terminé como toda una floja durmiendo en el carro del señor Han y de la vergüenza salí corriendo del auto apenas llegamos a mi casa —No sin gritar un "Gracias" a los 4 vientos, claro—.

Pase dos días sin comer y juro que apenas me levanté de mi hermoso, pacifico y cómodo sueño de 12 horas, fui a la nevera en busca de comida y casi termino dejando a toda la familia sin que comer.

La abuela me recibió con un regaño y claro que no le faltó repetir tal al otro día cuando por fin me levanté en la totalidad de mis sentidos. Que jamás lo vuelva a hacer, que si no exagerara con el trabajo, que si desde un principio le hubiese avisado, blah, blah. En todo lo que había dicho, en algo tenía toda la razón, ayer parecía una niña que debía cuidar su papá porque no es capaz ella sola; lo detesto. Ojalá el día de ayer jamás hubiese existido.

Ah, pero ahí no acaba todo. Sucede que Dal-Mi fue a visitar a Do-San a la oficina y los muy infelices le contaron que había pasado. Se suponía que quedaba entre los cuatro, pero veo que había que cortarles la lengua.

Dal-Mi... ella simplemente se enojó, bastante. Me gritó por no avisarle que iba a verlos y me dejó bien en claro que lo único que me gustaba hacer era llamar la atención de los hombres porque era la hermana soltera y fea.

Ni que con un desmayo los vaya a enamorar.

Además, en mi defensa, traté de huir del lugar antes de que todo pasara y, mi cuerpo despertó casi a los dos minutos, o sea, no fue tanto tiempo en el que todo el drama pasó. Eso quiere decir que fueron como 3 minutos en los que me quedé allí antes de escapar. Hubiese sido menos si fuera capaz de correr ese día.

Debería de alegrarse que no morí rodando por esas tortuosas escaleras. Me enfermo y lo único que le preocupa son ellos. En fin, Dal-Mi.

Ya pasando todos los eventos desafortunados, en la noche apareció por fin la luz verde. Un mensaje que animó mi día y logró que olvidara lo que había pasado.

Clasifiqué a la Hackaton.

Claro que debía agradecerle a Soo-A por tal logro, puesto que realmente ella se había encargado de absolutamente todo lo que tenía que ver con Sand Box y su proyecto, por tanto, si pasamos, es gracias a ella.

Y se lo hice saber, sin duda. Logré contactar a su restaurante favorito para que le llevaran a su casa el plato de comida que a ella le encantaba, con una pequeña nota que escribieron por mi —claro yo les dije que escribir—.

Y es así, como comenzamos el día en Sand Box, en su Hackaton número 12.

Soo-A no podía de la emoción. Caminaba de un lado a otro, no paraba de hablar y cualquier detalle que viera del lugar se acercaba a contemplarlo y luego a describirlo sin faltarle ningún punto.

Por otro lado me encontraba nerviosa. Si bien, amaba hacer cosas nuevas, también me aterraba no saber que pasaría en el momento. Era como caminar a ciegas sin un bastón. Ahora lo único que yo hacía era morder mis uñas, debilitándolas completamente hasta el punto que comenzaban a quebrarse.

START UP||| Nam DosanWhere stories live. Discover now