17. Solucionar Errores

82 10 0
                                    

Bianca

Fue una emboscada.

Fui traicionada.

Vilmente.

Por tres de las mujeres que representaban figuras maternas para mí.

La señora Miren y la señora Jacqueline, quienes sabían que los viernes tenía dos horas libres entre clases después del mediodía, me llamaron para pedirme el favor de llevarlas a la peluquería. No vi nada sospechoso en ello ya que desde que vivía a su lado se habían apropiado de mi tiempo sin contemplaciones. Era una nieta comunitaria para los cinco adultos mayores. Con las obligaciones respectivas de una recadera.

Entre los cinco tenian un carro -que también era comunitario-, dos perros, cuatro gatos -siete desde que nacieron los gatitos de la señora Miren-, un historial de arrestos por disturbios, una insana cantidad de tiempo libre y una casi igual insana cantidad de problemas.

- ¿De verdad no te importa? - le pregunté de nuevo a Lara mientras el señor Douglas estacionaba su Mercedes de los ochentas frente a nosotras.

Habíamos quedado en encontrarnos para almorzar y luego ir a la práctica juntas y aunque le había insistido en cancelar, ella había insistido en acompañarme.

- No me importa, será divertido - respondió.

- Por adelantado, sinceramente me disculpo por lo que pueda ocurrir.

Ella me miró, justo así, divertida. Pero como para enfatizar cuán fatídica podía tornarse la situación cuando el señor Douglas finalmente se estacionó y se bajó del auto, este comenzó a avanzar lenta y peligrosamente hacia nosotras.

- ¡Señor Douglas!.

- ¡Viejo idiota! - gritaban la señora Miren y la señora Jacqueline desde el interior.

- ¿Por qué narices me estan gritando? - respondió él.

Porque sabía que el hombre no se movería lo suficientemente rápido para volver a subir al auto, corrí y prácticamente salte a través de la ventana para tirar del freno de mano, porque por supuesto que el hombre no sabía manejar y había dejado el auto en marcha. Suspiré y puse mi frente contra el volante, luego volví a salir del auto (completamente quieto esta vez) para regañar ávidamente al señor Douglas por diez minutos completos sobre responsabilidad civil y sobre qué fuera su auto no le daba el derecho a conducirlo cuando obviamente no sabía.

- Bien, Lara. Ellos son la señora Miren, la señora Jacqueline y el señor Douglas - les presente como si hace tan solo unos segundos antes no habrían intentado atropellarla y ella sonrió como si no hubiera sido casi atropellada, no todos reaccionaba así - Señores, ella es Lara Loan. Nos va a acompañar hoy.

- Lara Loan Gallagher - explicó ante sus miradas suspicaces - Mucho gusto.

Ellos asintieron, por una vez prudentemente mantenido sus bocas cerradas y no cayendo sobre la yugular de las personas, Lara compartió el asiento de atrás con las mujeres mientras que el señor Douglas reclamó el asiento del copiloto mientras yo manejaba. Y de nuevo, debí sospechar sobre su inusual silencio mientras viajamos por la ciudad pero fue hasta que llegamos al sector oeste y específicamente a la calle Hyero que entendí. Porque íbamos hacia la peluquería Daddy's.

Hice una gran mueca y gruñí mientras estacionaba y prácticamente me arrastraban hacia el interior.

- Huye y busca ayuda - le dije a Lara.

Al parecer superando la timidez, la señora Miren la agarró del brazo y le habló con plena confianza.

- No le hagas caso, nosotros sabemos lo que es mejor para ella.

Touchdown en tu corazón Where stories live. Discover now