22. Beso

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Daniel

- Nunca en mi vida he amado tanto - ella frotó su mejilla contra la sabana de mi cama con una expresión de absoluto placer, sus brazos extendidos en un virtual abrazo y su cabello desparramado sobre mi almohada - Es tan suavecita.

Y si, ella se encontraba hablando de amar la sábana de mi cama. Mientras rodaba como si no estuviera aquí en ese momento sino en una suave cúmulo de nubes, mientras yo solo podía verla estupefacto a un lado de la cama. Dado un instante se estiró boca arriba y me dió lo que debía ser lo más cercano a su sonrisa somnolienta y llena de placer, con el cabello alborotado y el maquillaje corrido.

Sentí como si me hubieran dado una patada en el estómago.

- Hey - me di la vuelta y fije mi mirada en cualquier cosa menos ella, siendo muy egoísta como para guardarlo en mi memoria pero no lo suficientemente valiente para robar unos momentos más. Noble, ¿Recuerdas? Mantenlo noble - Por allí está el baño por si lo necesitas.

- Ajá.

- Al lado de la cama te dejaré agua y aspirinas - continué.

- Mmhumm...

- Estaré durmiendo en la habitación continua por si me necesitas y mi abuela...

- Uh... Oh- dijo de repente.

Miré por encima de mi hombro para notar que se había levantado de la cama y se encontraba observando con detenimiento la pared opuesta. Pintada de un profundo azul con varios diplomas enmarcados en madera oscura, medallas y estantes de trofeos, era ciertamente "uh oh" e igualmente intimidante. Todas las noches que dormía aquí la luz de las ventanas reflejaba en los cristales y superficies brillantes, haciendo que por si algún milagro divino hubiera olvidado su existencia lo recordara aún con los ojos cerrados.

- Esto es asombroso - dijo en voz baja.

Se había quitado los zapatos con plataforma por lo que se puso de puntillas frente a un cuadro para leer lo que ponía. Me acerqué para ponerme a su lado porque apesar de que no lamentaría que rompiera cualquier cosa de allí me odiaría si le pasaba algo a ella. Así estaban mis prioridades y no creo que pudieran cambiar en mucho tiempo.

- ¿También prácticaste atletismo? - preguntó mirándome brevemente de reojo.

Asentí.

- Ohhh - ella también asintió moviéndose hacia el siguiente cuadro en exhibición, de un humor circunspecto bastante adorable que como era usual en ella me daba un soplo de aire fresco - ¿También natación? ¿Y equitación y esgrima y...?

Asentí a cada una de sus preguntas, al final dejándome con el usual sinsabor de ser alguien muy absurdo con un montón de absurdos reconocimientos, al llegar al final de la pared se quedó en silencio mirando un trofeo del segundo puesto de un torneo de natación. Uní mis manos tras mi espalda e hice lo que había evitado los últimos minutos, desvié la mirada lejos de esa maldita pared.

- Fue insistencia de mi abuela, personalmente me parece algo demasiado pomposo para tener en mi habitación - cuando ella volvió su rostro para mirarme con una pregunta en sus ojos castaños cambie de tema- ¿Alguna vez prácticaste algún deporte?

Ella estaba lo suficientemente ebria como para pasarlo por alto porque entonces sonrió y sacudió la cabeza, al parecer estaba en un estado que inconscientemente prefería la alegría tonta y simple a cualquier otra cosa.

- Una vez fui a las pruebas para entrar al equipo de fútbol y creerías que sería fácil, solo es una bola y correr tras ella con otras chicas de diez años pero entonces encontré la forma de romperme la nariz y que me dieran cinco puntos en la clavícula. Mira - tiró del cuello de su suéter para mostrarme una línea plateada e irregular que cruzaba en horizontal el hueso de su clavícula - Fue lo más lejos que llegue alguna vez.

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