28. Lo Que Más Quiero

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Bianca

Mantuve mi mirada baja, clavada sobre sus zapatos deportivos de rayas negras y blancas, sabiendo lo que él veía en ese momento.

Primero solo me había mirado de reojo pero entonces con lo que debía ser una expresión sombría giró todo su cuerpo para mirarme directamente. Con la luz que había encendido Maman Noble la oscuridad de la que me había aprovechado ya no existía y lo que le había ocultado a él ya estaba a la vista.

Él veía el verdugón alargado de al menos tres centímetros en mi barbilla que está mañana había pasado de rojo intenso a un púrpura dramático, también el moretón a un lado de mi boca, del lado opuesto al que me había hecho hace más de una semana pero que dolía igual o peor; también veía, porque era imposible no verlo, el ojo morado que a largo del día y a base de compresas de hielo había dejado de estar hinchado hasta el punto de que podría abrir casi completamente mi ojo sin que doliera terriblemente, sentí que incluso podía ver los demás golpes que no estaban a la vista o que con los años habían dejado de notarse pero seguían doliendo como el primer día en que los tuve.

Toda la valentía que había reunido para venir hasta él me abandonó y no pude arriesgar ni siquiera una breve mirada a su expresión, no quería ver el conjunto de emociones que estaba sintiendo en ese momento y que lo habían hecho quedarse completamente rígido y en silencio.

— ¿Quién es ella, eh? — dijo Maman Noble, el click de su bastón acercándose — Danielo Noble, te juro que...

— Soy yo.

Y era curioso que no pudiera enfrentarlo a él con el rostro así pero al resto del mundo sí, di un paso a su alrededor para quedar de frente a Maman Noble y al resto. Estaba preparada para los jadeos y ruidos de sorpresa que recibí, tanto por ser yo quien se había enrollado con él tan descaradamente y por los moretones en mi rostro. Esta vez fui yo quien buscó la mano de Daniel, él no se movió ni reaccionó inmediatamente evitando mi toque rígidamente.

— ¡Valgame Dios, Bianca! — dijo Maman Noble.

— ¿Qué te ocurrió? — Lara también se adelantó.

Compuse una sonrisa despreocupada y fingí un tono ligero como si no me preparara para mentir descaradamente.

— Sabía que Da intentaría ocultar lo que ocurrió por mi bien, pero le dije que sólo suscitaría para malos entendidos — incline mi cabeza hacia él con el corazón hundido en mi pecho, su mirada furiosa me encontró a la vez que su mano finalmente recogía la mía se cerraba con fuerza en mis dedos, trague saliva y mire de nuevo a cualquier otro lugar menos a él — N-nosotros estuvimos en un accidente. Por eso lucimos así.

Por un agonizante segundo hubo un paralizante silencio en el lugar en el pude escuchar latidos en mis oídos.

— Oh, no — dijo finalmente Maman Noble, sin notar nada extraño además de el horror en mi rostro, sentí más que escuchar la respiración pesada de Daniel tras de mí — Debiste decirme, Daniel. Vamos, vamos todos a la cocina.

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Con la punta de sus dedos Forbes inclinó mi rostro de un lado a otro varias veces mientras examinaba los golpes. Luego de que Maman nos hiciera pasar a la cocina me había guiado a un taburete justo debajo de la luz más clara de la habitación para que Forbes diera su dictamen, al parecer ya había hecho lo mismo con Daniel la noche anterior.

De todos los presentes sus ojos azules eran los más incisivos, mientras recorría cada uno de los moretones se encontró con mi mirada varias veces y vi la sospecha en él. Lo comprendía, Daniel además de su mejor amigo era el capitán de su defensiva que no podía jugar con la mente en otro lado, para él yo era alguien que amenazaba eso con mis mentiras.

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