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Wanda M.

- Nat... Hey, Tasha... - me acerco a depositar un par de besos en la mejilla de Natalia haciéndola sonreír... - solo un par de metros más, y llegamos.

Ella gruñe y esconde su cabeza en el hueco de mi cuello. Tiene los ojos vendados desde hace unos minutos.

- Odio las sorpresas.

- No las odias.

- Odio no saber qué sucede.

- Te haré caballito, vamos...

Nat ríe como niña pequeña y se cuelga de mi espalda mientras continuamos caminando.

Caminar en la nieve es cansado, mucho, pero hacerlo junto a la mujer más hermosa del planeta hace que valga la pena.

- Ven, sube con cuidado... - Nat coloca un pie sobre la base de la moto de nieve y con mi ayuda cruza el otro para el lado contrario, ya sentada coloca sus manos en el volante. - ahora ya puedes ver.

De manera delicada suelto el pañuelo alrededor de sus ojos, y una vez que Nat observa en donde se encuentra comienza a chillar de la emoción.

Ella se pone de pie sobre la moto y estira sus manos para envolverme en un abrazo. Sostengo su cintura y ella aprovecha para unir sus labios a los míos.

Casi por instinto miró alrededor para asegurarme de estar solas, por suerte es así.

Me preguntó cuándo comenzar a mirar tras mis hombros se volvió un instinto.

- Bien, asumo que sabes cómo hacerlo...

- ¡No tengo idea!

Rio mientras tomo asiento en la otra moto a un lado de Nat, pero ella me mira mal.

- ¿Qué pasa, bonita?

- Suba atrás mío, abogada, le voy a enseñar cómo se maneja una de estas...

Ella enarca una ceja, y tira de la cadena de la motocicleta encendiéndola rápidamente. Me levanto para subirme en el asiento trasero de Nat y ella hace resonar el arranque de la moto.

-Señorita Romanoff... Debe pasarme esa rutina de brazos.

Nat se carcajea y jala mis manos colocándolas alrededor de su cintura.

- Con el derecho aceleras, y con el izquierdo frenas... No tiene nada de ciencia, ni siquiera debes pisar algo, pero.... ¡AHHHH, NO TAN DE PRISA AUN, ¡NAT!

La rubia presiona la palanca con toda sus fuerzas y la moto se pone en marcha con tanta rapidez e intensidad que de no estar sujeta a Nat hubiese muerto.

Manejamos por horas enteras, hicimos carreras, más visitantes llegaron y entre todos comenzamos a jugar...

-¡Debemos ganar, si me haces perder esconderé tus calzoncillos de groot!

Natalia truena los dedos de sus manos y observa a los niños frente nuestro. Probablemente no tendrán más de 10, pero ella parece tomarse muy en serio las competencias.

-No metas a mis calzoncillos de groot en esto, además, son casi nenucos, Nat.

- Esos nenucos te harán besar la nieve si no aceleras.

Uno de los encargados del lugar comienza a decir un montón de cosas rusas y a juzgar por el rostro de seriedad de Nat, la carrera ha comenzado.

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Natalia ha sonreído como nunca antes el día de hoy, y más allá de indagar en las razones, lo único que sé es que quiero hacerla feliz siempre, todos los días.

"Postales de amor." - Wandanat (g!p)Where stories live. Discover now