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Wanda M.

- ¿Por qué yo?

Acaban de ofrecerme ser la anfitriona de una de las noches más importantes para miles de jóvenes alrededor del mundo, y es una linda invitación. Pero en el colegio yo nunca me caractericé por ser una de esas estudiantes estrellas que daban grandes discursos. Siempre deteste esa clase de cosas.

Steve frunce el ceño.

- ¿No estás feliz?

- No soy realmente buena con las palabras.

- Es una buena oportunidad, Wanda. Yo a tu edad hubiese sido más que feliz con ese rol, alguna vez ocupado por Alexei Romanova, de hecho... Fue él mismo quien te designó para recibir a los nuevos.

Bien. Me he perdido en alguna parte de la conversación.

- ¿De verdad?

- Si. También me habló de tus dotes para el ajedrez. No tenía idea de que eras cercana a mi esposa y familia. De haberlo sabido antes te habría invitado con frecuencia a casa, así quizá Natalia no sería tan neurótica como lo es.

Ja, eres increíblemente gracioso amigo.

- Escuchar eso es agradable, pero me temo que no somos tan unidas la señorita Romanoff y yo.

- No es que me parezca nada malo, eh. Mi esposa necesita amigas, en realidad.

- No lo creo, ella es una persona bastante agradable.

Steve desvía la vista hacia sus documentos como si lo que acabase de decir fuese lo más estúpido del mundo.

- Entonces, no debo preocuparme por tu asistencia a la ceremonia, ¿cierto?

Debería estar presentando mi renuncia justo ahora, las cosas han tomado un rumbo distinto.

- No por ahora.

Él asiente y recoge las carpetas del escritorio. Ambos nos dirigimos a la puerta, antes de que pueda empujarla él lo hace.

-Primero las damas... - dice.

Sonrió tratando de ocultar mi repugnancia por su persona.

- Si quieres un pequeño consejo, simplemente se dura con ellos, vienen con miedo y frustraciones... no se los quites, si sienten que el reto es más pesado de lo que pueden soportar no bajarán la guardia.

Definitivamente nuestros métodos de enseñanza y trabajo difieren.

- Lo tomaré en cuenta, no lo dudes.

Llegando al lobby del edificio puedo visualizar a la mujer con la que he estado soñando las últimas semanas.

Mi Nat...

Intento pasar de largo, pero Yelena, de quien no me había percatado en lo absoluto, me saluda.

- ¡Wanda!

Antes de que pueda pensar en ello, Yelena ya se ha colgado de mis hombros. Sostengo su cintura con dulzura, ella se aferra más a mí.

- ¡Me iré a Nueva York!

- ¿Te irás? – Pregunta Steve.

Yelena rueda los ojos y continúa aferrada a mí. Esta chica si que es cariñosa, no me molesta.

"¿Qué haces aquí, cariño?" – se escucha de fondo, intento no mirar hacia la incómoda pareja, pero es casi imposible, están justo frente mío.

Steve deja un beso en los labios de Natalia y acaricia su cintura con dulzura, ambos rompen el saludo, pero no se separan.

- ¿Nueva York tan pronto?

"Postales de amor." - Wandanat (g!p)Where stories live. Discover now