Capítulo 12

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Yvonne

La cama bajo de mí se está moviendo, las voces son lejanas, Victoria no deja de llorar en lo que unos sinnúmeros de personas tratan de estabilizarme.

Sé que llora por los reflejos, porque yo no estoy viendo nada en concreto, ni escucho más que a excepción de un pitido en los oídos, es irritante.

Desconozco el tiempo que llevo tirada como una inútil en esta cama, pero mientras va avanzando, el dolor de que cabeza que no estaba al despertar, vuelve. Sudo frío, siento cada nervio palpitar, como si el corazón estuviera bombeando muy rápido.

Te amo. Y. H

Eso se repita en secuencia en lo que soy sumergida en un sueño profundo donde no descanso y trato de saber, ¿Cuál es el chiste de esa mentira? Sin duda alguien debió falsificar mi letra.

No fui yo.

No amo a nadie más que a mí misma, que yo sepa jamás fui de cursilerías baratas que no sirven para nada.

Me criaron con una ideología, las palabras son armas las cuales se utilizan para obtener lo que quieres. Mis encantos no todo pelagatos puede tener acceso a ellos sin beneficio y mi belleza, el calvario para los que a mí se acerquen.

Lo he repetido cada día.

Tengo veintiocho años, que yo sepa jamás de los jamases se ha faltado a esa ideología.

Soy Yvonne Hamilton, la hija menor de George Hamilton, nieta única de Rhys Hamilton, nací con la belleza de Victoria Johansson, la crueldad que desde pequeña me inculcaron.

Es obvio que quieren jugar conmigo, pero no saben que yo escribí las reglas del juego y cuando se me da la gana las rompo y cambio.

Este estado debe parar ya, esta cama es un retraso, hay decisiones que tomar, acciones que llevar a cabo, yo soy la cabeza detrás de todo, yo manejo, planeo y decido, nadie va a volver cenizas mi apellido.

Vamos, Yvonne, reacciona, esta mierda no es para ti, ¿Por qué de sentirte tan agotada, sin fuerzas en las extremidades?

Quién sea que esté ahí fuera atacando, lo más probable es que se esté regocijando de haber dado un golpe, más no la destrucción.

—Yvonne, ya está bueno de estar durmiendo —unas manos me toman de los hombros, sacudiéndome George busca que despierte, y eso quiero, más no funcionan los esfuerzos.

—¡George, basta! —es Victoria.

Los escucho, pero no puedo despertar.

—No te metas —sisea —. ¿Qué te pasa, Yvonne? ¿A caso quieres que terminemos en la miseria? Mientras tú descansas, nos acaba de llegar una orden del banco para entregar los meses de retraso al pago de la hipoteca, no hay dinero en las cuentas.

Doy una orden a mis extremidades de levantarme de esta cama, pero no funciona, sigo siendo una inútil por ahora.

—¡Por la ambición de todos es que está así! —creo que me conviene estar tirada en esta cama, hay varias cosas que se salen de control cuando creen que no estoy, cosas sobre mí —. ¡Yvonne no está bien y tú solo piensas en dinero! ¡Mi hija tiene más que un agotamiento, George! ¡Dime qué tiene! —exige saber a gritos Victoria.

Se escucha un golpe, fue una bofetada, estoy segura que George le pegó.

—Cállate la maldita lengua, Victoria —se escucha misterioso —. Olvida, avanza, mujer, eso ya pasó y ella está ahí, ahora necesito que despierte y resuelva este problema.

Otro golpe resuena en la habitación, luego una profunda exhalación, seguido de algún movimiento.

Deben estar en el dilema de quién le paga más fuerte a quien.

INFAMES ©Where stories live. Discover now