Capítulo 24

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Essoh

La envuelvo en la primera sábana que encuentro en lo que yo me pongo encima cualquier túnica del día. Tiene mucha fiebre, la espuma de su boca es cada vez mayor.

No hay tiempo que perder con ella, se va a morir.

Luisa aparece llorosa con lo que le pedí, a la vez que la espabilo colocándole la vía de oxígeno. Si tiene problemas neurológicos, el oxígeno no le llega bien al cerebro, por eso todo esto, quizá de ahí provenga la sangre escurriendo desde su nariz, en caso peor, tenga algo mucho más terrible.

—Déjeme ir con usted, por favor —implora Luisa.

Ella ha estado con Yvonne más tiempo que yo, ha de saber más de estos casos.

—Camina.

Cargo a Yvonne con Luisa sosteniendo el tanque, bajando ambos lo más veloz posible.

—¡¿Qué está pasando?! —se interpone mamá.

—Luego te explico sino lo hacemos rápido, se muere —contesto sin detenerme.

Ya nos esperan con los vehículos listos.

Todas las mujeres asoman a saber lo que está pasando.

—No la dejes morir, hermano —pide Kenya.

Siempre fue la más apegada a Yvonne.

—Ojalá y se muera —desea por el contrario Rania y desde la entrada la puedo escuchar perfectamente bien.

Yvonne se busca el odio, el rechazo, yo debería estar dejándola morir sin remordimientos, más aquí estoy, deambulando por las calles a toda velocidad, buscando el hospital al cual llegaremos pronto solo por las placas de mis vehículos, al notarlas todos se apartan, dejándome pasar.

—Sabía que algo no estaba bien con ella, el señor George lo ocultaba todo el tiempo, nunca dejó que entrara a verla mientras tuvo aquella recaída durante la fiesta —solloza Luisa, tomándole el pulso que cada vez es más débil.

George dice proteger a la fachada de familia perfecta que tiene, destruyéndolos a todos en medio de excusas baratas.

No digo ni una sola palabra hasta llegar al hospital donde ya nos están esperando, el caso se los explico por encima, se mueven con urgencia.

La suben en una camilla hasta desaparecer con ella por otras puertas donde quedo en la sala de espera.

¿Por qué no la dejo morir y ya?

Fue importante en mi vida, lo sé, pero eso no es suficiente.

El pasado nunca se va, se mantiene presente, asechando desde la oscuridad espera el momento indicado para salir.

—Prefiero morir a tener que vivir con tu indiferencia, ¿Lo entiendes? —cuestionó, desesperada porque le prestara atención —. Toma, mátame entonces, hazlo porque no puedo vivir así, con este vacío.

Agregó, extendía una daga que yo mismo le había hecho y regalado, abrió mi mano, la colocó ahí, atrayendo la misma, justo donde estaba su corazón.

—¡Basta ya, Yvonne!

Mi grito la hizo llorar con el dolor más profundo del que ya proyectaba.

—¡Mi nombre no es Yvonne, tú lo sabes! —reclamó —. ¡Ya no sientes nada por mí! ¡¿Cierto?! ¡Entonces mátame, Essoh, hazlo sin remordimientos! ¡Mátame! ¡Que mi lápida lleve mi nombre!

Estaba tan desesperada, se la pasaba llorando últimamente, yo no podía mover un dedo con temor a lastimarla ante el firme agarre que mantenía sobre mi mano con las suyas, estando un filo tan letal sobre ella.

INFAMES ©Where stories live. Discover now