Epílogo

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Dicen que después de la tormenta, viene la calma. Sin embargo, todo depende de a qué se refiera, este dicho no siempre es verdad, menos en el caso de unos Infames marcados todos por una historia que los involucra, más en caso de unos o de otros, viene desde antes, dando pinceladas, marcando lo que sería, volviendo entonces todo en una descomunal, tétrica e imaginable historia.

En esta ocasión, para los Infames nunca hubo calma, se creyó, invirtiendo ese dicho en que, después de la calma, viene la tormenta.

Hay vuelos que se toman, viajes que se emprenden, corazones rotos, mentes macabras, almas con sed de venganza, hijos descarriados, desobedientes otros enfermos, lidiando con miles de pensamientos insanos e impuros como se define a los Infames, perversos.

A quienes viven como si fuera el último día y a quienes no les importa nada.

Quienes no piden perdón, ni disculpa, saben que comenten errores más no sé arrepienten, lo hecho, hecho está. Quién es victimario no tiene alma, ni sentimientos, solo actúa, aunque con la excepción de que hay actos malignos guiados por la avaricia, codicia, el poder.

Las manecillas del reloj suenan, tic tac, tic tac...se continúan moviendo, siguiendo su curso.

Hay amantes que no tienen suficiente, deseos carnales pasionales en llamas quemando como lava corriéndoles por las venas sin control, ardiendo con todo a su paso, avivador, latente, sin piedad.

Esos amantes lo hacen una y otra vez, sin medida, sin tregua, con el empeño de apagar ese deseo insano entre aquellos cuerpos chocantes sin miramientos, con ganas de saciarse, más al alcanzar la cúspide del placer, siguen ardiendo en carne viva, reanudando.

A quienes inmortalizan los momentos, pero las manecillas del reloj continúan moviéndose a pesar de eso. Otros prolongan los instantes, guardando el silencio.

Algunos mientras planean, buscan sin descanso, ya alguien más se ha adelantado poniendo en marcha sus planes.

Hay mujeres que se acarician el vientre donde una criatura patea de manera hermosa en la oscuridad de sus vientres maduros. Sonríen, como Sali, añorando el momento de tener a aquel bebé en brazos y darle todo el amor que guarda para él. Tiene la familia perfecta, será madre del hijo del hombre destinado para ella, a quién ama y por quién se desvive. El niño en su vientre no es cualquier niño, es un futuro rey, será dueño de navieras, industrias mundiales, de multinacionales en el mundo de la comunicación como familia pionera, joyerías, automotrices...el destino de su hijo está marcado, el mundo a su alrededor puede desmoronarse y ella seguirá cuidándose con todo lo que es con tal de traerlo al mundo sano y salvo.

Mujeres que guardan dentro de sí un día memorativo que les cambió la vida, señalando a la misma Infame que goza de placer entre los brazos de quién no se cansa de llamar esclavo o mutante, avivando aquel odio de Rania, por ejemplo, le había declarado la guerra, tiene claro que esa bruja rubia es de temer, más ella no sabe de qué es capaz con tal de lograr sus objetivos y tener a Sali con aquel vientre enorme por toda la fortaleza, no hace más que recordarle la desdicha de su vida.

Alrededor cuatro mujeres más, ansiando quedar embarazadas, volviéndose una ansiedad, sin saber que, mientras más se obsesiona con algo, menos se logra. Al igual de disgustadas porque aquella misma Infame que acapara demás, poniéndolas de lado.

Esa Infame señalada desde la suegra, cuñadas, desde la prensa hasta las mujeres que compiten con ella es la maldición de muchos.

Una Infame de cabellos dorados y finos con el hilo de oro, ojos azules impresionante, altura prominente, de figura dicha así, perfecta, cuan sirena es, de mirada perversa, mente sucia, rostro de ángel e inteligencia de demonios, condenó a varios.

INFAMES ©Where stories live. Discover now