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-Manejar la situación -

Me subí impaciente al asiento del copiloto

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Me subí impaciente al asiento del copiloto. Creía que solo por esta ocasión él no pensaría o no le daría importancia a mi falta de capacidad para ocultar las cosas.

—Creo que lo de gran pequeña mentirosa te queda pequeño —Él dio fin al silencio, poniéndome irritada.

—Solo sigue tu camino y déjame una calle antes.

El volteo hacia mi con cara juguetón.

—¿Cómo sabes que mi camino es el mismo que el tuyo?

—supongo que vas al instituto para que traigas tus cosas en la parte trasera- él sin responder dio un vistazo a sus asientos traseros, que como dije, estaba sus cosas del instituto.

—¿y si no?

—Me iré.

Frunció el ceño al principio pero llegó a negar con una sonrisa para luego centrarse al frente de la calle.

Con tan sólo un simple sonrisa sabía que tal vez no lo cumpliría.

Su coche aún más cómodo que el de mi novio, la temperatura cambia de acuerdo al clima de la ciudad, era algo bueno para el clima soleado de Berlín que a veces cambiaba drásticamente en otoño a invierno.

—¿pasarás por Nat?

Era una rareza que ella no estuviera con él supuse, después de escucharlo mencionarla.

—No.  —Solo se digno a decir.

—¿Y porque?

El voltee a mi con dureza.

—No lo sé, no me meto en sus asuntos.

Claro...

Al decir esas palabras, mi cerebro reacción para empezar a tener una conversación discreta con él.

—Entonces...— Empezó dudosa al saber si lo que haría estaría en lo correcto — Tu no te metes en sus asuntos...

Adriel frunciendo levemente el entrecejo me da  un reojo para solo asentir lentitud.

—¿Ni en los de tu hermana?  —solo de mencionarlo ya sentía lo raro de lo que iba esta "no" conversación.

—No ella es grande para resolver los suyos pero tu ¿para que quieres saber en qué asuntos me meto y cuales no?

Voltee con la boca entre abierta, articulando posibles palabras.

—No lo sé... Supongo para saber si te meterías en los míos ...

Adriel bufo.

—Pará qué me metería en los asuntos de la mejor amiga de mi novia.

Debo admitir sus palabras fueron duras cuando apenas pensó en hablar.

Amor Por Error ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora