-Deudas-
El viaje había terminado. Eso significa solo una cosa: Deudas que pagar.
Mi tío ya estaba en la ciudad y admitía que estaba nervioso al hablar con él. Había pasado un mes y veinticinco días que el se fue, que ya no sentía su mirada por todas partes. Aunque también me encontraba feliz a saber que había conseguido el total del dinero, o bueno, casi todo. Tenía que admitir que Oliver me fue de mucha ayuda. En la cita tuve que hablar con unos viejos amigos para retener el coche de Oliver, en el fondo me sentí mal, no por Oliver si no por el chico que con quien había dejado en encargado las llaves. Aún así Oliver era lo menos que merecía.
Y por otro lado había conservado bien el dinero que le saque de la tarjeta a Nat, ese dinero que le había costado conseguir aunque en parte todo era por parte de sus padres. Que nunca los podré conocer, una lastima.
Estacione mi coche al lado del edificio que apenas estaba en remodelación. Era una suerte que este lugar estaba alejado de la ciudad para que me encontrase cualquier otra persona.
Las puertas eléctricas se abrieron ante mi cuerpo, apretando más del maletín que tenía en mi mano cuando pise el suelo blanco y bien trapeado del edificio. Hacia cuatro meses que había cometido un error grande con Dhara y hace más de diez años el error más grande que cobraría mi propia vida.
Muchas veces culpe a mi padre, a mi madre, pero después de todo la única culpa de todo esto era yo. Yo acepte esto, nadie más.
Y cuando estuve a punto de ir a dónde es la oficina de mi tío, una voz conocida me detuvo.
—¡Devuélveme mi móvil! ¡Vale más que tu trasero bañado de oro!
Voltee confuso a dónde provenía la voz. Era imposible que fuese el mismo.
Me di a la obligación de ir tras ese cuerpo delgado y melena negra con rulos. Y cada vez que me acercaba más pude reconocerlo mejor. ¿Qué hacia el aquí?
Era Félix.
Lo mire confundido y el no tardó en voltear a todos lados intentando conseguir una salida. No dude en seguirlo.
—Se puede saber ¿Qué haces aquí? —Fue lo primero que dije al llegar a sus espaldas.
—Yo-yo...—Se aclaro la garganta sin voltearse. —Creo que te haz confundido de persona chico —Fingió su voz y por un momento supe de dónde salió la actuación mal actuada de Dhara.
Rodé los ojos y lo cogí de un hombro para voltearlo.
—¿Sabe Dhara que haces aquí?
—la verdadera pregunta ¿Tu qué haces aquí? —Reacciono cuando supo que ya había sido atrapado.
—No, la verdadera pregunta es por qué tú haces aquí. —Tire.
—Mira, no tengo que darte explicaciones solo vengo hablar con alguien.—Lo detuve antes de poder irse. Lo mire atentamente y le vi un maleta de tela en una de sus manos.
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Amor Por Error ©
Romance¿Que pasaría si en una fiesta te acuestas con el novio de tu mejor amiga que también resulta ser mejor amigo de tu novio en la infancia? No era sencillo responder. Cada giro, caída, movimiento era algo primordial para que bailar se viera conciderad...