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-Desconocido-

 Quien diría que amanecería con un chico entre las piernas dándome un oral matutino

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Quien diría que amanecería con un chico entre las piernas dándome un oral matutino. Adriel se había convertido en un experto con su lengua en mis sentidos bajos, queria explotar al primer tacto de su lengua, era como si yo ya estuviera preparada para él y solamente para él.  Habiamos despertado los dos juntos y sin querer, abrazados, tocando piel a piel cada parte de nuestro cuerpo. Se sentía bien, muchas veces desee no levantarme para que esté no se despertara y siguiéramos juntos, sin barreras, sin compromisos, sin miedo, sin temor, sin error.

Este paro pasándose los dedos llenos sobre su lengua.

Este que solo se encontraba en bóxer los dejo caer al cabo de unos segundos, y luego coger su pantalón que estaba encimado de mi sillón.

Este lo rompió con un diente para luego enrollarlo en su longitud. El desesperado de poder iniciar bien la mañana, se colocó encima mío y cuando ya se estaba acomodando para poder entrar en mi lo detuve, dudosa a mi decisión.

—Quítatelo, pero mañana me compras mi pastilla del día después.

Este me sonrió antes de bajar la mirada y quitarse rápidamente el preservativo y  colocar su polla en mi entrada.

Lo mire ante esos ojos lujuriosos y cargados de deseo. Como es que este castaño me podía de esta esta manera que no llego a detener sorprenderme.

Me vi abrir la boca para poder sacar un quejido al frío de su tacto.

Abrí más la piernas como inercia, para darle más exceso y libertad. Este me regaló una sonrisa perversa cuando coloco sus brazos a cada alado de mi rostro.

Estaba lista, quería volver a repetir lo de anoche.

Pero cuando intenté besarlo dos golpes a mi puerta me pusieron alerta.

—¡Dhara abre la maldita puerta.!

Carajo, Oliver.

Quise recomponerse pero Adriel con su erecto dentro no me lo permitió, apretó más su longitud en mi interior detenido todo lo quería hacer.

Sentí mi cuerpo temblar por las dos circunstancias que ocurrieran. El me tapó la boca amenazándome con los ojos a evitar cualquier ruido.

Pero el no fue de mucha ayuda.

Siguió moviendo sus caderas hacia arriba y hacia abajo sin importarle que mi novio estuviera afuera de la habitación.

Exalte los ojos cuando sentí una ola de placer llegar, Adriel abrió ligeramente su boca para gruñir pero con todas la ganas de que no nos atraparan, se inmutó a no gruñir.

Aún no provocaba gemidos, me permitir gruñir en su mano, tenía que sacar de una u otra manera lo experimentado.

—¡Dhara abre la maldita puerta!

Amor Por Error ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora