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Cuatro días después de esa apasionada noche, Young-Soo se encontraba en su departamento doblando ropa con un leve puchero en los labios. Desde ese día, Han-Jae se había mostrado un poco nervioso a su alrededor, tratándolo con más cuidado que de costumbre y preguntándole si se sentía bien después de haber hecho el amor por primera vez. Aquello lo hacía molestarse un poco, pero no podía enfadarse completamente con él. Sabía que Han-Jae solo estaba preocupado, sin embargo, no podía entender por qué se negaba a tener relaciones de nuevo cuando se lo había propuesto ayer.

Si, su novio había dicho que prefería que él se recuperase de su primera vez antes de volverlo a intentar lo cual, a su parecer, era una pésima excusa pues ya no sentía dolor ni molestas ahí abajo.

—Young-Ah, vas a romper esa camisa si sigues tironeándola.

Inmediatamente se detuvo al oír la voz de su mejor amigo. observo la tela completamente arrugada entre sus manos y suspiró frustrado, lanzándola hacia el cesto para plancharla de nuevo. Ki-Jeong se agachó a su lado para ayudarlo con el resto de la ropa, pero era obvio que estaba curioso por su comportamiento.

—Han me ha dicho que no quiere tener sexo otra vez hasta que me recupere, —decidió confesar antes de que empezase a interrogarlo— pero ya estoy bien y aun así no quiere.

—¿Hablaste con él?

—No he podido, ayer estuvo preparando exámenes finales y hoy ha ido a ayudar a Se-Hoon hyung a llevar a Min-Seok hyung y a la bebé a casa.

—Pues espéralo en su casa esta tarde y habla con él. Sabes que no solucionara nada el especular cosas en vez de hablar directamente.

Lo meditó durante unos momentos antes de asentir. Tenía una copia de la llave, podía comprar algo para cenar y esperarlo.

—Si eso no funciona, pues te le tiras encima y le arrancas la rop...

—¡No haré eso! —exclamó lanzándole lo primero que tuvo a mano, que fueron unos pantalones. Ki-Jeong logró esquivar su ataque y salió corriendo de su habitación entre risas dejándolo con las mejillas encendidas.

Una vez acabó de doblar su ropa, se puso a empacar su mochila y salió de casa no sin antes escuchar un "¡sedúcelo o no vuelves aquí!" por parte de su mejor amigo. Cerró la puerta de un golpe, maldiciéndolo entre dientes antes de irse.

Una vez en casa de su novio se vistió con la ropa que Han-Jae decía encontrar más sexy en él: una camiseta holgada y boxers. Se desordenó el cabello, puso un poco de su perfume favorito y pidió la pizza para cenar. Ya que estaba ahí, aprovechó de lavar los platos que estaban en el fregadero y encender la lavadora. La comida llego veinte minutos después, así que la puso en el horno para calentarla después.

Por suerte, solo pasaron diez minutos hasta que escuchó el sonido de las llaves contra la cerradura. Se levantó rápidamente del sofá y corrió a la puerta, a tiempo para lanzarse a los brazos de su novio. Han-Jae no pareció sorprendido de encontrarlo ahí. Lo abrazó con fuerza y besó su cuello.

—Podría acostumbrarme a ser recibido así —murmuró dejando un beso en su boca.

—Y yo podría acostumbrarme a recibirte así. Venga, he pedido pizza.

Se dio la vuelta contoneando la cadera a propósito. Mientras sacaba la comida pudo notar como él lo miraba de reojo. Sonrió para sus adentros.

—¿Qué tal tu día? —preguntó una vez sentados en el sofá, cada uno con un plato en la mano y la pizza en la mesita de centro. Se encontraba a una distancia mayor de lo normal, con las piernas cruzadas.

—Bien, Min-Seok ya se encuentra mejor, pero aun así no puede hacer esfuerzo. La bebé es preciosa, tengo una fotografía para que la veas.

Aprovechándose de la situación, gateó hasta llegar a su regazo y se inclinó a ver su teléfono, apoyando una mano en su muslo. Fue consciente de lo tensó que se había puesto debido a su cercanía y como su respiración cambio. Tuvo que apretar los labios para no reír.

Zero O' Clock | Novela BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora