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Cuando Young-Soo empezó a roncar suavemente y faltando veinte minutos antes de su clase Han-Jae decidió que era buen momento para irse. Con pesar le dio una última caricia a su mano antes de soltarla.

Ki-Jeong estaba en el escritorio mirando su celular, pero lo dejó de lado cuando él apareció.

—Se durmió —le avisó, haciendo que se relajase.

—Que bueno, le vendrá bien descansar un poco —murmuró con alivio. 

En esos momentos Han-Jae tenía muchas dudas en la cabeza, pero sabía que no le correspondía a Ki-Jeong responderlas.

—Ya me voy, avísame si... —se quedó callado a media frase. Él no era nada de Young-Soo como para pedirle a su mejor amigo que lo mantuviese al tanto de su condición— Olvídalo.

—¿Te gusta Young-Soo? —preguntó Ki-Jeong cuando Han-Jae estuvo a punto de abrir la puerta. Este se quedó congelado en su lugar ante la pregunta.

Volteó a verlo con temor, creyendo que le diría que no se acercase a Young-Soo debido a su condición, sin embargo, los ojos de Ki-Jeong no lo miraban con molestia, si no que parecían llenos de esperanza. 

¿Debería ser honesto o negarlo?

Después de unos segundos de silencio decidió que debía ser honesto con el mejor amigo de su interés amoroso.

—Me... me gusta —confirmó con las mejillas sonrojadas y el corazón a mil— y sé que Young-Soo tuvo una mala experiencia amorosa, no me dijo mucho sobre eso, pero vi en su mirada que era un asunto doloroso.

Ki-Jeong parecía sorprendido de que mencionase eso. Tal vez porque era un tema demasiado personal para Young-Soo y él era un completo extraño para ellos.

—Si, me asombra que te lo haya mencionado —no parecía enfadado o molesto, más bien aliviado— ¿te dijo algo más?

—Solo me confirmó que no le gusta que lo toquen, pero no me dijo el por qué y no es de mi incumbencia tampoco.

—Ya veo.

Han-Jae vio que Ki-Jeong parecía no tener nada más que decir así que salió de la enfermería, pero fue detenido por un agarre en su brazo.

—Tú, —Ki-Jeong apretó los labios y se retorció las manos con nerviosismo— tú no le harías daño, ¿verdad?

Han-Jae sintió que se le oprimía el corazón. ¿Cuánto había sufrido Young-Soo para que Ki-Jeong tuviese que garantizar que no lo lastimaría?

—Nunca. —aseguró poniendo una mano en su hombro— Créeme que me aseguraría de hacerlo el hombre más feliz del mundo, eso claro, si yo llegase a gustarle de igual manera —se rascó el cuello con nerviosismo. Su respuesta pareció complacer a Ki-Jeong.

—Me alegra oírlo —sonrió en grande hasta que vio la hora en el reloj de pared— Deberías irte, se te hace tarde.

—No le dirás esto, ¿o sí? —preguntó nervioso. Ki-Jeong negó de inmediato e imitó un cierre cerrando sus labios— bien, nos vemos.

Young-Soo despertó debido a las voces que provenían cerca suyo. Escuchó a Ki-Jeong despedirse de alguien y pedirle que no se metiese en más peleas de cursos superiores. Rio en silencio antes de recordar los sucesos anteriores.

El profesor Lee había agarrado su brazo cuando trató de alejarse, lo que le provocó un ataque de pánico enorme que lo dejó tembloroso en el piso, con la respiración entrecortada y ganas de vomitar.

Zero O' Clock | Novela BLWhere stories live. Discover now