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Han-Jae decidió concentrarse en preparar clases, exámenes y material didáctico para evitar pensar en el enfermero Ho Young-Soo. 

El viernes mientras se preparaba un café pudo ver a Min-Seok sobando sus sienes en el escritorio.  Se alarmó ante sus muecas de dolor y caminó a su lado.

—Hey, ¿estás bien? —preguntó preocupado al verlo tan pálido. Min-Seok levantó la cabeza lentamente y negó. Se veía bastante pálido.

—No mucho, me duele la cabeza. —respondió con voz rasposa— También he estado muy cansado esta semana.

—¿Debería llamar a Se-Hoon? —estaba a punto de ir por él, pero la mano de Min-Seok en su antebrazo lo detuvo.

—No hace falta, solo acompáñame a la enfermería por una pastilla para la migraña antes de que empiece el siguiente periodo.

Han-Jae obedeció de inmediato, aunque le ponía intranquilo el ocultarle a Se-Hoon la condición de su esposo. Luego hablaría con él sin que Min-Seok se enterase.  Se puso nervioso mientras lo ayudaba a caminar a el tercer piso donde estaba la enfermería. Desde el martes anterior no hablaba con Young-Soo, aunque se lo había topado a lo lejos por los pasillos.

Al llegar tocó la puerta con manos temblorosas. Ki-Jeong les abrió y ayudó a Min-Seok a entrar luego de verlo tan fatigado. Young-Soo salió del cuarto contiguo y se detuvo de golpe al verlo, pero rápidamente volvió a su faceta de enfermero.

—¿Qué le pasa, profesor Yeo? —preguntó ayudándolo a recostarse en la camilla.

—Dice que le duele la cabeza —explicó Han-Jae en su lugar esperando no ser entrometido— y ha estado muy cansado estos días.

Ki-Jeong le puso la mano en la frente y en el cuello tomándole la temperatura. Después sacó un termómetro que puso entre los labios de su colega.

—Luce algo débil, ¿ha estado comiendo como corresponde? —cuestionó subiéndole la manga de la camisa para poner la banda del tensiómetro alrededor y quitándole el termómetro después de unos minutos— No tiene fiebre y su presión está normal.

—No he tenido mucho apetito estos días. Solo oler la comida a primera hora de la mañana me da nauseas, —hizo una mueca de desagrado— probablemente me enfermé del estómago.

Ki-Jeong y Young-Soo se miraron fijamente, casi parecían decirse todo solo al verse a los ojos. Compartieron una breve mirada y asintieron.

—¿Ha tenido algún otro síntoma? —preguntó Young-Soo con lentitud— Por más mínimo que sea.

—He tenido algunos mareos, dolores de cabeza, mucho sueño a veces, —a medida que enumeraba ambos enfermeros asentían— falta de apetito y algunas molestias en la espalda baja.

—Perfecto, esperen un momento —dijo Ki-Jeong. Cerraron la cortina y se fueron a otra parte.

—¿Seguro que no debo llamar a Se-Hoon? Me colgará de la azotea si sabe que te traje y no hablé con él antes —fingió escalofríos haciéndolo reír.

—No te preocupes, yo hablaré con él.

Minutos después Young-Soo volvió sin Ki-Jeong. Los miró fijamente y puso una sonrisa tensa antes de hablar.

—Bien, Min-Seok-Ah. —se corrigió hablando más informal. Se sentó en la camilla a su lado— Tenemos una teoría, pero no podemos estar seguros hasta que Ki-Jeong vuelva.

—¿Por qué?, ¿tengo algo grave? —preguntó casi en pánico.

—Bueno, eso depende de como lo veas —dijo Young-Soo entre dientes tratando de contener una risa.

Zero O' Clock | Novela BLWhere stories live. Discover now