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—Tamiza el azúcar glass para eliminar los posibles grumos que contenga y añádela a la mantequilla.

Young-Soo agarró un colador fino y siguió el paso de la receta.

—Después bate ambos ingredientes a velocidad alta durante unos cinco minutos.

Se puso a buscar la batidora por los estantes sin éxito. Hizo un mohín confundido ya que estaba seguro de que tenían una.

—¡Jeong-Ah! ¿has visto la batidora? —le gritó a su mejor amigo.

—¡Arriba del estante de los platos! —respondió desde el baño.

Alzó la mirada hacia el mueble y gruño enfadado. Ki-Jeong siempre parecía olvidarse de la diferencia de estatura entre ambos y guardaba las cosas fuera de su alcance.

—Voy a esconder el ramen, a ver si le gusta.

Tuvo que traer una silla del comedor para poder bajar la caja con la batidora. De inmediato la limpió y se puso a mezclar el azúcar con la mantequilla.

Ese día era el cumpleaños de Han-Jae. Estaba haciendo cupcakes de red velvet para regalarle ya que cuando habían ido a su cita él amó aquellos pastelitos. Solo esperaba que estos quedasen bien.

La fiesta era a las seis de la tarde y él estaba haciendo los cupcakes a las diez de la mañana. Había estado muy ansioso ya que era la primera vez que horneaba pasteles caseros. No iba a darle cupcakes de mezcla preparada. Había buscado una receta desde cero solo para él.

La decoración con la manga no fue tan fácil como mostraban en el video, pero las mostacillas de dulce lo disimulaban. Había hecho en total una docena y tenía preparada una bonita caja de cartón para guardarlos.

Unos minutos después Ki-Jeong apareció por la sala con rostro aliviado.

—Hey tienes un poco de harina... —lo apuntó y movió las manos— por todo el rostro.

—Olvida eso, prueba esto y dime que tal está.

Le entregó un cupcake listo. Su amigo lo miró con sospechas y olisqueó antes de darle una mascada. Sus redondos ojos brillaron y emitió un sonido de satisfacción. El pastel desapareció en dos mordidas.

—¡Vaya, estaba delicioso! —alabó con los pulgares en alto— ¿me das otro?

Young-Soo golpeó el dorso de su mano cuando intentó robarse otro cupcake. Ki-Jeong se quejó y le frunció el ceño.

—No son para ti, son para Han-Jae —explicó mientras los guardaba.

—Ah, para tu novio —dijo moviendo las cejas.

—¡N-No es mi novio!

—Entonces para tu amigo que es más que un amigo. —se corrigió con burla— Ya admitiste que te gusta el hombre, solo déjate llevar.

—Lo intento, pero no es fácil. —se lamentó. Después recordó que no le había dicho en profundidad lo que ocurrió el lunes— Esa vez que nos encontramos en la sala de música casi me besa... —murmuró sonrojándose al recordar aquel hecho. Ki-Jeong hizo un sonido de sorpresa— pero lo arruiné.

—¿Por qué?, ¿qué ocurrió?

—Me asusté, él lo notó y simplemente juntó nuestras frentes antes de soltarme. —terminó de guardar los cupcakes y suspiró desanimado— No me sorprendería si al final decide que ya no quiere nada conmigo.

—Young-Soo, —Ki-Jeong se acercó a él y lo abrazó por los hombros a modo de consuelo— no pienses eso, Han-Jae no es ese tipo de hombre.

—Lo sé, pero no puedo evitar sentirme inquieto. —apretó los labios y negó con la cabeza— No quiero sentirme así, me gusta mucho Han-Jae. Muero por besarlo y tomar su mano.

Zero O' Clock | Novela BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora