Cap 12 : FRIO ROJO

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Con la piedra bajo los pies y la tela fría de mi ropa envuelta en el cálido frío de esta noche sin sentir los dedos de las manos y de mi propia cara, las piernas tambaleando un poco por cada paso y los dientes haciendo un chasquido cada vez que chocan. Estoy cansada con los ojos a duras penas levantados y consientes, con un hormigueo en la garganta y un vacío en el estómago, con mi espalda algo jorobada como tener un peso sobre mis hombros, oculté mis manos en mis axilas intentando entrar en calor buscando con la mirada algún refugio para esta noche, al pasar las calles sin señales de vida la luz de la luna se oculta cubriéndose de nubes.

En pocos pasos, unas sutiles gotas de lluvia caen del cielo, manchando el suelo, casas y a mí con el toque húmedo como si se abriera un lago milagroso en medio del desierto o algo parecido. En pocos minutos una lluvia pesada recae sobre mi cuerpo manchando mi ropa y piel enfriándome a tal grado de que cada vez es más difícil seguir andar.

Juro que esto debe ser una broma de mal gusto...

Refugiándome bajo un el tenderete de una tienda de telas creo, mi cuerpo temblaba con insistencia e imprudencia, gotas de agua caen de mi cabello al suelo y de mi ropa también.

No sé cómo puedo salir de esta...

El vacío del estómago es algo molesto, hasta cierto punto es doloroso conjunto con la sed y un castroso dolor de cabeza, similar a la fiebre, pero en ese noto un olor singular, un olor pesado como el de pescado al aire. Es tan delicioso... sin pensar nada con la mente en blanco y con mi cuerpo guiándose por si solo bajo la lluvia pesada voy caminando al origen de ese olor tan tentador como exquisito.

Mis pasos cortos y lentos, con los brazos agitándose al par de mis piernas abrumadas por sed que desconocía una energía latente y agresiva. Atravesando callejones y calles bajo las luces de las farolas de esta noche, mi visión se nubla en un tono gris y negro, como una especie de foto seguí el camino hasta ver algunos puntos rojos en este abismo descolorido.

Por cada paso que doy siento que la tierra me traga o el tener un peso anclado en las piernas, antes que me diera cuenta veo varias ¿yo? Caminado a la par de mí por las paredes y el cielo, la lluvia se invierte callando del suelo hacia el cielo, la textura del ladrillo es delgado como el mismo papel, siento que por cada paso que doy mi cuerpo crece y al pasar de las calles veo a los barrios del nocturno Londres desde los cielos de cabeza con la mente serena.

No puedo respirar... veo cómo gente flota a mi alrededor totalmente desnudo con el pecho apuntando a la tierra, pero al pasar los segundos cada paso cambia entre el día y noches sin consentimiento alguno, mientras que la ciudad se vuelve polvo negro hasta solo quedar una playa de arena negra, puedo sentir la arena entre los dedos de los pies y bajo las uñas, miro a un lado mío notando más yo paradas en línea volteada a la misma dirección que yo.

El mar rojo mancha la arena levantados la mirada veo miles de cuerpos en aquel gran paisaje, con delicadeza me pongo de rodillas sobre la arena extendiendo ambas manos hacia aquel color rojizo. La textura del agua es espesa y pesada, pero caliente, casi alucinante, se puede ver mi reflejo en el agua, al igual que las demás copias mías poco a poco entran al agua con sus miradas tranquilas.

¿Deberías hacerlo también?

Me puse de pie y al primer paso el húmedo suspiro del viento para únicamente quedando el sonido del agua recorriendo la mente.

Ya de regreso en la realidad puedo sentir un sabor amargo, pesado, arenoso y frío en la boca. Mordiendo el cuello de un hombre algo joven, pero con la piel pálida y gusanos arrastrándose entre las cuencas de los ojos, en ese momento entre la sorpresa dejo de morder aquel hombre retrocediendo con las manos en el lodo y la lluvia en los zapatos poniendo una mano por accidente sobre otro cadáver quemado hasta los huesos.

DISFUNCIONAL : 1918Donde viven las historias. Descúbrelo ahora