DISFUNCIONAL : 1918

Cap 29 : CARIDAD

—Conozco un lugar... —Dije con algo de gracia intentando levantarme, pero mis piernas a duras penas responden.

Sé que esto es peligroso
Y qué puede tener un final bueno o malo...

Pero vale la pena arriesgarse

En un intento de poner la espalda derecha y caminar la rodilla quemada no aguanta haciéndome caer, puse ambos brazos para por el medio mientras algo de polvo se eleva con sutilizaran y silencio. Respiro aguantando el aire un poco en mi boca para luego liberarlo con tranquilidad, mirando con atención mi brazo carcomido por las quemaduras hasta los huesos, notando como la carne se pega al hueso como una pata de pollo.

Vamos
La tercera es la vencida...

Entre muecas de frustración, cansancio y algo de dolor puedo levantarme otra vez limpiando algo de tierra y polvo de mi ropa, después de unos pocos segundos intento dar otra vez un paso, pero pasa lo mismo, la rodilla se debilita y me hace caer, pero en medio antes que me diera cuenta Lucy me detuvo apoyando su cuerpo debajo de mi brazo calcinado.

—Aún n-no estás lista... debes descansar —Dice Lucy con un todo algo agitado pero más alto que antes.

Lo sé...

—N-No te preocupes... lo que no te m-mata te hace más fuerte —Siento la falta de aire en pecho y la garganta seca como la boca, al igual que el frío en los dedos.

Hay cosas peores Lucy
Pero no estamos tan jodidos...

—Vamos a d-dar un paseo...

Esto es mala idea...

—¿Estás s-segura?...

No

—Sí... vamos por a-algo de comida... —Correspondí con una agradable sonrisa y falsa ilusión de alguna esperanza.

Cada paso es como un puño de arena en la espalda, se pega en la piel por el sudor sintiendo hasta el último y milimétrico grano insignificante u olvidado, el sudor del esfuerzo y el dolor en las piernas es como tener un trozo de cristal clavado en medio ardiendo con fuerza. Siento la cabeza revuelta, cada paso nubla la vista como la mente, el mareo y las náuseas no se hacen de esperar acompañado de un ligero dolor de ojos.

El paso fue lento, arrastrando los pies por la tierra húmeda y la piedra fría, quedando sus granos entre los dedos hasta que nuestro paso se detiene, pero en eso la mente se aclara levantando la mirada con atención de un cartel conocido.

"PUB THE HAPPY SINNER"
"PUB EL PECADOR FELIZ"

Que casualidad
Para nada conveniente...

Siento que Dios avece me odia
O creo que estoy exagerando...

Las luces están encendidas, pero parece vacío, solo se ve una mujer rubia hablando con un hombre en la barra, algo serios, pero hablado con tranquilidad, supongo quería dar media vuelta y buscar algún otro lugar para Lucy, pero el sonido de su estómago rugiendo con fuerza e insistencia sofoca mi mente.

Nada más trágate la vergüenza...
No tenemos dinero pero bueno...
Puedo pagar
Trabajar...

Pero primero lo primero...

Con algo de impotencia y cargada por pena con ayuda de Lucy empujamos la puerta hasta entrar, nuestros pasos hacen rechinar la madera tanto del suelo como de la puerta dejando que luz toque nuestros cuerpos dejando un aire de calma aunque sea momentáneo. Pero esa calma es rota por la mirada del cantinero y su mujer, algo sorprendidos como inquietos, pero al ver a la niña rápidamente y antes que pudiera hacer algo se acercan ella, el cantinero me ayuda a caminar y su mujer se pone de rodillas hasta estar a la altura de Lucy.

El sudor frío de marido y mujer se hace destacar a los pocos segundos, el caballero me ayuda a caminar hasta la barrará mientras que la rubia ayuda a andar a Lucy tomándola de la mano.

—¿E-Estás bien? ¿Te duele a-algo? ¿Necesitas alguna c-cosa? —Dice la mujer con un tono meramente preocupada y nerviosa, con su voz quebrándose tanto con sus ojos revisando el cuerpo de Lucy.

—¿T-Tienes comida?...—Corresponde Lucy, algo avergonzada y con pena.

La mujer sonríe asentando su mano en el hombro de Lucy con cariño como sutileza.

—S-Sí... ¿Te gusta el g-guisado?... —Suena algo feliz, creo no lo sé.

La dama guía a Lucy a la cocina, pero antes de ir ella me mira con algo de duda, yo solamente asiento con la cabeza.

Aunque no sean buenas personas
Al menos sé que no son unos locos de mierda...

Eso ya es algo...

—¿Tú necesitas ayuda? —Dice el buen señor con un tono imponente pero seguro, aunque el sudor nervioso y frío recorren su frente.

—No... n-no... solo quiero descansar un poco...

El caballero asienta la cabeza enfocando su atención a la barra y agachándose para luego sacar del interior de la barra una botella de ginebra sirviéndola en un vaso de cristal que refleja las luces del techo solamente dejando ese líquido se asiente para que refleje el techo con calidez.

—Toma... creó que lo necesitas... —Comenta él acercando el bazo hacia mí sin agitarlo mucho y lentamente.

—N-No tengo d-dinero...

—No te preocupes... digamos que lo invita la casa...

Dios...
Por fin, un capítulo que no es deprimente, demacrado y visceral

No fue mucho pedir...

Con algo de duda, pero alivio tomo el vaso para beber un primer sorbo quedando la mitad del vaso, el sabor es indiferente, sabe a mierda, pero está caliente, siento como recorre la garganta y el sonar de mi estómago acompañado de un dolor punzante en mismo.

—¿Necesitas algo más?... —El tono del hombre se carga de duda, pero al mismo tiempo con atención, mirando con detalle mi brazo calcinado.

Sí, me voy a ir a la mierda
Lo haré bien...

—N-No...—Mi voz es áspera, seca y débil, con un tono medio.

Por unos momentos solo queda silencio entre los muros rechinando por el viento, pero este mismo silencio es roto por el buen caballero.

—Ruby ¿No?... —Menciona con una sonrisa algo confiada pero segura.

—Sí... —Dije bajando la mirada un poco,  la verdad tengo algo de vergüenza.

—Okey Ruby... te vez de la mierda y hueles a mierda...

Oh muchas gracias

—Hay un baño después de la cocina... es tarde, pero aún no cerramos...

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