Capítulo 9

171 25 1
                                    

Ivanna tenía razón. Julienne en la cocina era un si a todo. Habíamos cenado como si fuésemos una familia, la pelirosa me preguntó cerca de cuatro veces si me encontraba bien y si me gustaba la comida que había preparado. Se notaba que era una persona súper atenta... Y yo me sentía un privilegiado.

—¿Vas a dormir solito o prefieres que lo haga contigo? Quizá así puedas descansar mejor.

—Julienne, no digas tonterías —resopló la morena nada más escucharla.

—¿Tonterías? —repitió, cruzando sus brazos sobre su pecho—. O sea que tú puedes hacerle una paja pero yo no puedo dormir con él, esto me está pareciendo bastante injusto.

El calor sube a mis mejillas de inmediato. Si debía de ser cierto que se contaban absolutamente todo, si. No me favorecía lo más mínimo porque el que terminaba avergonzado siempre era yo.

La morena al darse cuenta hizo una mueca y le reprochó a la pelirosa con la mirada.

—Siempre habla de más, no tienes que tomarle importancia.

—No es que le tome importancia, es que habláis como si nada de que hace nada me estaba tocando la polla... ¿No deberían de ser teñas un poco más íntimos?

—Se nota que todavía eres adolescente —chasqueó su lengua—. En un par de años verás que el tema del sexo no es ningún tabú, ni un chiste, ni nada. Solo es un tema como cualquier otro. Te hizo una paja, si, como podría haberte hecho jugar al tres en raya. Madura, Demian.

—Madre mía...

—Oh —Ivanna volvió a esbozar una sonrisa—. A tu madre también la podría masturbar sin problema, eh. Que buena está esa mujer.

—¡Oye, que es mi madre!

—Y una fantasía urbana para muchas —defendió la pelirosa—. Yo la veía por la tele cuando era adolescente y creo que fue quien me hizo darme cuenta que no sólo me gustaban los hombres.

—A mi me pasó con Fiamma D'Altrui, lloré como una semana cuando confirmó su relación... Era una niña pero ya tenía mis gustos bastante claros.

—Dice la leyenda que sigue esperando a que se divorcie del magnate para meter ficha —se burló Julienne mientras me miraba.

—Lamento decepcionarte entonces pero eso no va a pasar...

—También dice la leyenda que Julienne espera lo mismo de tu madre, así que no te confíes.

—Si te parecieras a ella incluso lo intentaría contigo, Demian, pero eres la viva imagen de tu padre.

—No voy a sentirme ofendido.

—Que pena, realmente quería que te fueras llorando a la habitación para ir a consolarte después —fingió hacer un mohín con sus labios.

—Maldita sea, mujer, y después dices que con él no estás metiendo ficha —bufó. No sabía si era el momento ideal para reírme pero fue inevitable no hacerlo—. Claro, tú ríete, que es muy gracioso.

—Oh, vamos. ¿Tú puedes tocarle la polla pero yo no puedo ligar con él? Esto está siendo un poquito injusto, ¿No crees?

Se miran fijamente durante largos segundos en los que apenas parpadean. Que interesante. Decían no ser celosas y estaban en esa situación por, ni más ni menos, que un chico... Ah, y ese chico era yo.

—Venga, chicas, olvidaros de esto... Yo me iré a descansar y creo que deberíais de hacer lo mismo —hablo mientras me levanto de la silla, ambas rompieron el contacto visual para mirarme a mi. Vaya. Ahora me sentía un poquitín observado—. Este... ¿Buenas noches?

—¿Si sabes que te puedo dar las buenas noches de otra manera?

—Cállate.

—Buenas noches —repito antes de dirigirme a la habitación en la que había estado hasta el momento.

No le doy demasiadas vueltas al asunto porque tampoco quería envolverme en sus faldas tan pronto. Una cosa es jugar y otra muy diferente es pasarme el juego a la segunda partida. Además, Ivanna conmigo sólo tenía un objetivo y era convencerme de que nada de lo que había visto saliera a la luz. Pensaba que me tenía manipulado, pero yo también venía de una familia en donde la manipulación se enseñaba de pequeño. ¿Que seres eran mas manipuladores que los grandes empresarios y los que trabajaban de periodistas?

Me deshice de mi ropa y la dejé tirada en el suelo de mala manera para después meterme en la cama y cerrar los ojos como si fuera a dormir. Detestaba dormir si no era en mi cama, sentía que no descansaba de la misma manera y era una sensación horrible.

Sin embargo, poco tiempo después se abrió la puerta de la habitación. Yo no abrí los ojos, por supuesto, ni tampoco permití que mi respiración cambiase para no delatarme. Necesitaba conocerlas por su manera de pisar, pero todavía era muy temprano para eso.

Podría jurar que se trataba de Julienne.

Sus insinuaciones después de la cena fueron bastante claras y quizá ahora sólo quería cumplir con lo que había dicho.

Sentí su cuerpo a mi lado y después sus dedos peinándome el pelo.

—Espero que te recuperes prontito —susurra antes de dejarme un beso en la frente.

Madre mía.

Julienne acaba de besarme la frente.

Julienne.

Acaba.

De.

Besarme.

La.

Frente.

¿Cómo pretendía no hacer nada si no estaba poniendo de su parte?

Debe de ser cierto eso de que los polos opuestos se atraen porque ellas dos son todo lo contrario.

Ivanna era directa. Ella iba a lo que iba. Demostraba los sentimientos con el tiempo y las acciones. Lo que no ocultaba era el contacto físico.

Julienne intentaba ser una cesión similar, aunque ella si era más cercana y tenía una personalidad más dulce y agradable.

¿A donde me había ido a meter yo?

Besos Cuestionados Where stories live. Discover now