Capítulo 11

152 21 4
                                    


Las uñas de mi madre golpeaban el escritorio del despacho de mi padre mientras este caminaba con la taza de café en sus manos, ambos me miraban pero no decían nada, es como si estuviesen esperando a que yo dijese algo.

¿Cómo había llegado a esa situación?

Es una muy buena pregunta que procedo a responder. Fiamma invitó a Ivanna a la cena que solemos tener, esas donde sólo somos cinco familias unidas olvidándose del trabajo y centrándose en temas personales. Y después, sin esperar una respuesta, avisó a mi padre de que seríamos uno más porque "la novia de su hijo", es decir; yo, también nos acompañaría.

Mi padre no negó su presencia, ni preguntó de quien se trataba, se limitó a decirle que no habría ningún problema en verla allí.

Lo difícil es cuando mi madre también se entera, porque estos dos se lo contaban absolutamente todo y en poco tiempo. Ella y su vena curiosa...

—¿Podéis dejar de mirarme así? —pedí, cruzando mis brazos sobre mi pecho.

—¿Podrías tú empezar a contarnos algo de tu vida? Porque te recuerdo que sigues siendo menor de edad y sigues viviendo en casa de tus padres, lo mínimo que puede haber es comunicación.

—Preciosa, deja al niño —la advertencia de mi padre casi me alivia. Si no fuera porque mi madre lo mira con mala cara, dándole a entender que o se callaba o se callaba, no había más opción.

—¿Que deje al niño? —repitió negando con la cabeza—. El niño está ocultando muchas cosas y está aprendiendo a mentir demasiado joven, eso lo aprendió de ti.

Mi padre hace una mueca, como si el comentario le doliese, pero después se ríe con diversión y me mira mientras asiente con la cabeza.

—Es verdad. Tu madre tardó mucho en aprender a mentir, se delataba ella solita —se burla—. Menos mal que su novio de aquel entonces le ayudó con eso, ¿eh?

—Si, menos mal, así ya nos volvimos todos una familia de mentirosos —respondí irónico, haciendo que la diversión se disipara de su rostro.

Vaya. Yo también me delataba solito.

¿Ves, mamá? En el fondo no soy igual a mi padre, también me parezco a ti.

—No queremos ser pesados, solo nos preocupamos.

—Lo sé —asentí—. Así que puedo hacer un resumen...

Me hicieron un gesto para decir "adelante" y yo me tomé una profunda respiración, echando mi cabeza hacia atrás durante unos segundos para aclarar las ideas en mi mente antes de soltarlo todo. Busco la mirada de mi padre y después la de mi madre, los dos estaban esperando a oírme.

¿Iban ellos a cuestionar también todas mis acciones?

—Me enamoré —solté, mi madre dio con la palma de su mano en la mesa haciéndome saltar de la impresión.

—Si es que te lo dije, yo ya sabía que el niño andaba metido en líos de romance, ¿te lo dije o no?

—Amor —mi padre está sonriendo con diversión—, me lo dijiste, pero déjalo terminar de hablar.

Deja la taza de su café sobre el escritorio y se sitúa tras la silla en donde está sentada mi madre, poniendo sus manos en sus hombros y masajeando estes con dulzura.

—Me enamoré de una mujer que trabaja con Zaid —carraspeé—, pero resulta que solo me ilusionó porque está casada y le importa más su matrimonio que un niñato.

—¿Te has acostado con una mujer mayor? Yo pensaba que iba a ser con una de tu edad...

—Sigo el legado de Becky G, me gustan mayores.

—No me hace gracia.

—Fue gracioso, si no fuera por tu seriedad hasta yo me reiría —le dice mi padre.

Gracias por quitar la tensión, papá, te quiero.

—El caso es que... ¿Recordáis la charla del otro día? Pues he tenido un encuentro sexual con esa persona, pero creo que a ella no le importo lo más mínimo, que solo busca manipularme para hacerme caer y que no sea al revés.

—¿Pero...? Es obvio que hay algo más.

—Pero creo que su novia no se lo va a permitir, creo que ella si me ha tomado un poco de cariño... Me acarició el pelo de manera bonita, como en las películas, y me susurró hasta quedarme dormido.

—Te has vuelto a meter con alguien que tiene pareja —señaló mi padre.

—Y mayor —agregué, riéndome al ver la expresión de mi madre.

—¿Ese alguien es Ivanna Lancarte?

Aprieto los labios mientras asiento con la cabeza, no era necesario aclararlo porque ya se sabía de sobra.

—¿La hija de los Lancarte tiene novia? Que interesante noticia.

—Mamá, es un secreto, imagínate la polémica que se desataría si sale a la luz...

—¿Por quien me tomas? No iba a decir nada.

—Si es que sois tal para cual —suspira mi padre mientras niega con la cabeza—. ¿Podemos centrarnos en lo importante? Has dicho que tuviste un encuentro sexual con ella sabiendo que tiene novia, ¿que mierda pasa contigo?

Oh, oh...

No quería ver a mi padre también enfadado.

—Su novia no es celosa...

—¿Su novia no es celosa? —rió irónico—. Hijo, una cosa es no ser celosa y otra dejar que te pongan los cuernos, ¿si ves la diferencia?

—Creo que es una relación abierta o algo así, me dieron a entender una cosa de ese estilo.

—Confío en qué sabrás usar la cabeza para pensar con sensatez, que nadie salga dañado de esto... No logro entender todavía eso de las relaciones abiertas, solo sé que a mi me dolería muchísimo ver a mi mujer con otra persona, así que por favor, haced las cosas bien.

Papá tenía razón, como siempre.

Yo había estado dándole demasiado a la cabeza por mis problemas pero no había pensado en ellas, ¿cómo se lo estaban tomando? ¿Era yo un problema en su relación?

Podía ser divertido hasta cierto punto, pero en el momento que empezara a dolerle a alguien no lo pensaría siquiera dos veces y me retiraría del juego.

Podía ser muchas cosas pero no un hijo de puta a gran escala.

Besos Cuestionados Where stories live. Discover now