Capítulo 30

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Ivanna dejó la tacita de café sobre el platillo una vez que lo terminó, después juntó sus manos sobre la mesa y me miró, con esa mirada de "hay algo más".

—Puedes decirlo —la animé.

Sus labios se estiraron en una sonrisa, meneó con la cabeza mientras soltaba una risa nasal.

—Veo que ya vas conociendo mis expresiones.

—Soy un chico observador —señalo algo que ya sabía, pero que nunca estaba de más recordarlo.

Ella asiente ligeramente con su cabeza y después saca su teléfono, la veo teclear un par de cosas en este, pero como no llega a mostrarme la pantalla no sé de qué se trata. Adivino todavía no era.

—Tengo un regalo para ti, sé que falta poco para tu cumpleaños pero no quiero esperar a ese día —dice, dándole la vuelta al teléfono para dejarlo frente a mi.

Mis ojos vuelan directos a la pantalla y un chillido se escapa de mis labios al ver que se trataba de la publicidad de uno de los conciertos de Recycled J en su gira por España.

—¿En serio? —me llevé una mano a los labios para ahogar allí un segundo chillido, ella asintió con una sonrisa burlona—. Pero, pero... ¡El concierto es mañana! Madre mía, yo todavía tendría que convencer a mis padres y...

—De ellos me encargué yo —me tranquiliza, bloqueando su teléfono para guardarlo de nuevo—. Solo es cuestión de que prepares una pequeña maleta con algo de ropa para ponerte mañana.

—Creo que no tienes idea de lo mucho que te amo.

—Créeme que si tengo idea, si —ríe, poniendo sus manos sobre las mías—. El vuelo sale esta noche, tu madre dijo que te traería ella al aeropuerto y que no aceptaba un no como respuesta, así que no te queda otra opción.

—Amo a mi madre, pero hay veces que me gustaría formar parte de otra familia o algo por el estilo.

—Tu madre es la mejor, cotilla —chasqueó su lengua—. Te darás cuenta.

No necesitaba que ella lo dijera, sabía que lo era. Al igual que ella ignoraba cómo era en casa, quizá algún día pudiera conocerla del todo y así no la idolatraba tanto; todavía recuerdo que tanto a ella como a Julienne les gustaba, así que...

"Story time de cómo ligué con mi suegra."

Digo-

Así la vi en unos meses.

—Bien, entonces nos vemos por la noche, ¿no?

—Correcto —asintió con la cabeza—. Son siete horas y pico de vuelo, así que llegaremos mañana por la mañana. ¿Cómo llevas lo de dormir en el avión?

—Yo duermo en todos lados, por eso no te preocupes.

Ella se carcajea con mi sinceridad, porque ahí no había pizca de broma. Me gusta mucho dormir, cuanto más, mejor. Así que esas siete horas de vuelo se van a quedar cortas para mis sueños, a mi si me dejan duermo nueve horas.
Claro, es raro que me dejen.

—Entonces no habrá problema —se inclina para dejar un beso en mis labios—. ¿Quieres que te lleve a casa?

—No, he venido andando y me gustaría volver así, es el único ejercicio que haré en todo el día —murmuré con diversión.

—Como quieras, esa ya es decisión tuya.

Nos despedimos y volvimos a besarnos, esta vez haciendo el beso más largo, nos costó un poquito despegarnos pero ambos sabíamos que teníamos cosas que hacer y que no podíamos pasar diez minutos besuqueándonos. A ver, por poder podíamos, pero no debíamos.

Camino por la acerca con una sonrisa tonta en los labios mientras le escribo a mi mejor amigo un mensaje de texto explicándole lo feliz que estaba. Demian es rápido en responderme, compartiendo su felicidad ante la noticia, aunque no fuese tan fan de Recycled J como lo era yo. Sus gustos eran diferentes.

Cundo llegué a casa no había nadie. El silencio lo confirmaba. Incluso el ambiente parecía más frío cuando solo estaba yo.

Subí a mi habitación para preparar mis cosas tal y como Ivanna me había pedido. No llevé más que lo necesito, como debía ser. Al fin y al cabo, solo sería un día.

Sería el primer viaje sin mis padres, eso podía convertirlo en algo muy interesante.

Como buen fan puse su música desde mi playlist de spotify, cantando alguna que otra de vez en cuando. Al llegar el mediodía me dio hambre, así que bajé a la cocina para ver si pillaba algo que me gustase.

Entonces se me ocurrió lo que yo creía que podría ser una grandiosa idea: ¿Y si cocino?

Error.

Ahora entiendo porque Dios me hizo rico, mis manos no servían ni para hacer la comida.

Eso si que es triste.

Tras el intento fallido quedó la cocina hecha un desastre, el aceite en la sartén saltaba más de lo que me esperaba, así que no me quedó más remedio que tomar un trapo y ponerme a limpiar. Eso fue algo más entretenido. Al menos limpiando no me podía cargar nada.

Las llaves en la puerta fueron el indicio de que alguien estaba entrando, no le tomé demasiada importancia y me senté a comer, pero cuando mi madre llegó a la cocina y me vio casi le da un ataque al corazón.

—¿Qué coño es eso?

—¡Mamá! —exclamé indignado.

—Por Dios, ¿cómo puedes comer eso? Está más quemado que sabe Dios qué.

—Y yo que me sentía orgulloso de mi receta.

—Tira con eso, anda —se llevó una mano a la frente—. Mejor hago yo de comer, creo que resulta más factible.

Haré como que eso no me ha ofendido.

La dejo hacer la comida, intentando no hacer comentarios sobre mi iniciación al mundo de la cocina y me mantengo quieto, pues estaba claro que cuando trabajaba de más terminaba cargándome algo.

Mamá no me dio mucha conversación, solo me contó algunas cosas de la empresa y algún que otro cotilleo del que me resistí a preguntarle más. Al fin y al cabo, la conversación en serio empezó cuando mencionó el nombre de Ivanna, ahí supe que era momento de explayarnos.

Besos Cuestionados Where stories live. Discover now