~Tenía los ojos café, su típica sonrisa y un carácter de mierda. Pero cuando estabamos juntos, esos ojos brillaban por mí, esa sonrisa me pertenecía, su carácter se iba a la mierda y para mí era lo más tierno que podía existir.~
• Lenguaje explicito...
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Jaemin se despertó al sentir que lo llamaban, abrió sus ojos y vio a su padre frente a él.
Miró a su lado y vio a Jeno, estaban tomados de la mano. Se levantó con cuidado para no despertar al mayor, soltó sus manos y se levantó del sofá, para depsues seguir a su padre hasta la cocina.
—Buenos días cariño— dijo su padre sonriendo.
—Buenos dias papá— dijo frotando sus puños en sus ojos.
—¿Dormiste bien?
El menor asintió con una pequeña sonrisa.
—Ya veo, se veían muy lindos los dos durmiendo juntos, pero era mejor que hubiesen dormido en una cama, es un poco incómodo el sillón— dijo su padre sonriendo.
—Yo dormí muy bien, pensé que no te iba a ver cuando despertara.
—Te desperté por eso, ya me voy y quise despedirme.
Se dieron un abrazo— Te voy a extrañar mucho.
—Y yo a ti hijo, espero que cuando vuelva ya seas novio de ese muchacho— dijo su padre separándose del abrazo
Los dos rieron y se miraron por unos segundos— Ya me tengo que ir, si necesitas algo solo llámame, te amo— dijo el mayor acariciando la mejilla de Jaemin.
—Yo también te amo papá.
Su padre le dió un beso en la frente y salió de la cocina. El menor fue hacia las escaleras y las subió, entró a su cuarto, fue al baño, se lavó la cara y los dientes.
Una vez terminó salió del baño y luego del cuarto. Bajó las escaleras y fue hacia el sillón. Se sentó junto a Jeno y puso su cabeza en su hombro, tomó su teléfono y empezó a revisar sus redes sociales.
Rato después el mayor empezó a moverse. Jaemin dejó de ver su celular y miró al mayor quien también lo estaba mirando— Buenos días— dijo sonriendo.
—Buenos días— el mayor se levantó del sillón y subió las escaleras.
Se veía tan lindo recién levantado. A Jaemin le daban ganas de besar toda su carita.
Pasaron los minutos y el mayor volvió, se sentó junto a Jaemin— ¿Como dormiste?
—Bien ¿Y tú?
—Bastante bien.
Después de eso hubo un silencio, pero no era incómodo. El menor volvió a poner su cabeza en el hombro de Jeno y siguió revisando su teléfono.
Rato después escucharon pasos en la escaleras, miraron hacia ella y vieron a Haechan— Buenos días— dijo el moreno sonriendo.
