~Tenía los ojos café, su típica sonrisa y un carácter de mierda. Pero cuando estabamos juntos, esos ojos brillaban por mí, esa sonrisa me pertenecía, su carácter se iba a la mierda y para mí era lo más tierno que podía existir.~
• Lenguaje explicito...
Si supieras cuánto me gustan tus ojitos cuando me miras.
Ups! Gambar ini tidak mengikuti Pedoman Konten kami. Untuk melanjutkan publikasi, hapuslah gambar ini atau unggah gambar lain.
El pelirosa acariciaba el pecho desnudo de su novio, mientras este último acariciaba sus piernas. El mayor se había levantado muy temprano con ganas de hacerlo y ¿Quién era Jaemin para negarse?
Estuvieron casi 2 horas haciéndolo antes de caer a la cama cansados.
—Amor, debemos ir a clases, se nos hará tarde— dijo el menor tocando suavemente la mandíbula marcada de su novio.
—Mmm, quiero quedarme aquí contigo, quiero follar todo el día— apretó uno de los muslos de Jaemin.
—No podemos bebé, ándale, arriba.
—¿De que estamos hablando? Eso me hace pensar otra cosa— dijo con una sonrisa pícara.
Jaemin soltó una risita y le dio un golpe leve en el brazo— Ya deja de pensar en sexo, vamos a bañarnos.
—Pero juntos, no me gusta eso de bañarnos separados.
—Está bien, pero no vamos a hacer nada, no vas a tocarme.
—Pero si a mí me encanta tocarte, eso no es justo, mi amor— hizo un puchero.
—Yo sé, sé que te encanta, pero esta vez no, se hará tarde y no llegaremos a tiempo.
—Está bien ¿Pero me vas a dar besitos?
El menor sonrió y asintió— Si, pero sin nada más.
—Entonces vamos a bañarnos.
Los dos se levantaron de la cama, caminaron al baño, cerraron la puerta y se metieron a la ducha.
El menor abrió la llave de la regadera y su cabello se mojó enseguida. Jeno lo miraba con una sonrisa recostado contra la pared.
—¿No vas a bañarte?— preguntó el menor dandole la espalda a su novio.
—Disfruto más viéndote, te ves demasiado sexy— dijo pegando su cuerpo al del menor.
—Amor.
—Dime, precioso.
—No hagas eso, quedamos en que no ibas a tocarme.
—Es muy difícil mantener mis manos quietas teniéndote desnudo frente a mí, entiendeme— puso sus manos en la cintura del pelirosa.
—Me pasa lo mismo, pero yo trato de contenerme.
El pelinegro pasó sus manos por el cuerpo desnudo de su novio hasta llegar a los pezones y los apretó.
—Jeno, quedate quieto— dijo tratando de separarse.
—Quiero hacerlo otra vez.
—Yo no y si no quitas tus manos de mi cuerpo ahora mismo, me voy a enojar mucho y no vas a tener ninguna actividad sexual por un largo tiempo, sabes que no estoy jugando— dijo el menor seriamente.
