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Ser joven te hace pensar que siempre habra un mañana.

El pelirosa miraba por la ventana mientras esperaba que el semáforo cambiara a verde

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El pelirosa miraba por la ventana mientras esperaba que el semáforo cambiara a verde.
Faltaba una cuadra para llegar a su casa, solo debía cruzar a la izquierda y llegaría.

En la estéreo sonaba una canción en inglés, no era tan bueno en el idioma pero podía entender algunas frases.

Cuando el semáforo se puso en verde arrancó, al llegar a la esquina cruzó a la izquierda y unos segundos después estaba frente a su casa.

Habían algunos carros estacionados fuera, eran lujosos, pensó tal vez eran de amigos de su padre que vinieron a visitarlo después de que estuviera por tanto tiempo fuera del país.

El portón se abrió y entró a la casa, estacionó el carro y se bajó de este.
Al mirar a su alrededor vio carros que no eran de su familia, nunca los había visto. Pero uno en especial fue el que le llamó la atención, era una camioneta negra.

Llamó tanto su atención que se acercó y al hacerlo se dio cuenta de un detalle, en la parte de atrás tenía una cinta. Su corazón se empezó a acelerar, se acercó más para poder leer lo que tenía escrito

En memoria de Na...

No siguió leyendo, las lágrimas salieron de sus ojos y corrió hacia el interior de la casa.
Cuando la puerta se abrió vio a muchas personas ahí, miró en lugar buscando a su padre, pero no estaba.

—¿Donde está mi padre?— preguntó alterado.

Todos lo miraron sin darle una respuesta.

—¿Donde está?— habló fuerte.

Vio como algunas abrieron paso y ahí estaba, un ataúd negro.

Sus lágrimas salieron aún más y empezó a temblar sin control.
Corrió hacia él pero dos personas lo detuvieron.

—¡Sueltenme! Déjenme verlo— gritó con todas sus fuerzas. Trató de soltarse pero no podía.

—Jaemin, hijo, calmate, por favor calmate— dijo la esposa de su padre frente a él.

—¡No! Necesito ver a mi padre, déjenme verlo, necesito comprobar que no es él, mi padre no puede estar muerto— su cabeza empezó a dar vueltas, se sentía muy mal.

Gritó y trató de soltarse pero no tenía fuerzas para hacerlo más.

—¡Él no puede dejarme! ¡Lo prometió!— dijo antes de caer al suelo desmayado.

—¡Él no puede dejarme! ¡Lo prometió!— dijo antes de caer al suelo desmayado

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Your Eyes On Me - Nomin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora