~Tenía los ojos café, su típica sonrisa y un carácter de mierda. Pero cuando estabamos juntos, esos ojos brillaban por mí, esa sonrisa me pertenecía, su carácter se iba a la mierda y para mí era lo más tierno que podía existir.~
• Lenguaje explicito...
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La pareja caminaba por las calles de Busan agarrados de manos. Habían decidido tomarse un día para conocer la cuidad.
Mientras caminaban Jaemin acariciaba los dedos de su novio son su mano libre. Luego de unos minutos de estar caminando llegaron al centro, había mucha gente por las calles a pesar de que eran las 4 de la tarde.
Siguieron caminando mientras miraban alrededor, llegaron a una calle donde habían varios locales de comidas, cafeterías y bares. Caminaron hacia una de las cafeterías pero antes de entrar Jaemin sintió algo. Se detuvo y se dio la vuelta, miró hacia los lados pero no vio nada.
—¿Qué pasa, mi amor?— preguntó el pelinegro apretando su mano al sentir un poco nervioso al menor.
—Siento algo extraño, como si nos estuvieran siguiendo— dijo en voz baja.
—Pero no hay nadie por aquí, mi amor, tranquilo, las preocupaciones las dejamos en seul ¿Si?
Jaemin asintió y luego sonrió, se dieron la vuelta otra vez y entraron al local.
Se sentaron en una mesa al fondo, luego de unos minutos llego una chica quien los atendió, pidieron lo que comerían y luego la chica se fue.
Mientras esperaban empezaron a hablar de varias cosas.
—Aún no puedo creer que decidiste venir conmigo en semana de clases, es muy raro que faltes— dijo el mayor.
—Lo que hago por nuestra relación... A decir verdad me hacía falta, hace mucho tiempo no salía de la ciudad, estaba todo el tiempo metido en nuestra habitación que yo creo que ya empezaba a hacer parte de los muebles— dijo soltando una risita.
El pelinegro también sonrió— Aveces es necesario salir de la rutina, eso aburre.
Jaemin asintió y segundos después llegó la chica con lo que pidieron. Estuvieron comiendo mientras hablaban y Jeno le contaba chistes sin sentido.
—Oye amor ¿Cuál fue el último animal que subió Noe al arca?
Jaemin lo miró con una ceja levantada y negó— No sé.
—El del-fin— dijo soltando una carcajada.
Jaemin también río pero por lo malo que era ese chiste.
—Tengo otro ¿Cuál es el colmo de un calvo?
—No sé, amor ¿Cuál es?
—Tener ideas descabelladas.
El menor soltó una risita.
—Se nota que me amas mucho— dijo el mayor.
—¿Por qué lo dices?
—Por que te estás riendo de mis chistes y son muy malos.
—Eso no es verdad, bebé, son muy buenos, a mí me gustan.
