~Tenía los ojos café, su típica sonrisa y un carácter de mierda. Pero cuando estabamos juntos, esos ojos brillaban por mí, esa sonrisa me pertenecía, su carácter se iba a la mierda y para mí era lo más tierno que podía existir.~
• Lenguaje explicito...
Solo quiero decirte que mi corazón se enamora cada día más y más de tí.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Jaemin despertó y vio la mejor vista que podía tener en su vida entera. Jeno estaba frente a sus ojos, el rayo de sol que entraba por la ventana hacia que la piel del mayor se viera muy hermosa.
Se acercó a él y le dio un beso en su mejilla antes de tratar de levantarse de la cama. El brazo del pelinegro estaba alrededor de su cintura.
Cómo pudo quitó el brazo del mayor y salió de la cama. Fue al baño, lavó sus dientes, su cara e hizo sus necesidades.
Volvió a la cama y se acostó junto a Jeno. Estuvo acariciando la cara y el cabello del mayor por un rato hasta que este empezó a moverse, segundos después abrió los ojos.
El mayor lo miró y sonrió, haciendo que sus ojos se volvieran media lunas.
—Buenos días— dijo Jaemin con una sonrisa.
—Buenos días, cariño— dijo Jeno para después darle un beso en la frente.
El mayor se levantó de la cama y fue al baño.
Jaemin salió del cuarto y bajó las escaleras. Fue hacia la cocina y empezó a hacer el desayuno mientras esperaba a Jeno.
Minutos después sintió que lo abrazaron de la cintura, se sobresaltó un poco pero siguió haciendo el desayuno.
—¿Cómo dormiste, cariño?— dijo el mayor susurrando en su oído.
—Dormí bien ¿Y tú?
—Mejor que nunca, me encanta despertar contigo a mi lado— dijo el pelinegro acariciando la cintura del menor.
Jaemin sonrió y siguió sin prestarle atención a lo que hacía el mayor.
En eso sintió un beso en su cuello y soltó una risita— Jeno ¿Qué haces?
—Mmm, nada cariño, sigue en lo que estabas, no me prestes atención.
Jaemin siguió sin importarle lo que el mayor hiciera, sabía que por más ganas que tuviera él no iba a sobrepasarse.
El pelinegro metió sus manos por dentro de la camisa de Jaemin, tocando su piel expuesta.
Las manos de Jeno fueron hacia el elástico del bóxer del menor, jugó con él por unos segundos antes de intentar bajarlo.
Jaemin se dio la vuelta y lo miró, Jeno tenía una sonrisa en sus labios.
—¿Qué haces?— preguntó Jaemin sonrojado.
—¿Yo? Nada— dijo haciendose el desentendido.
Jaemin lo miró y ahí se percató que el mayor no traía camisa. Se quedó mirando el cuerpo marcado del pelinegro por unos segundos.
