Capítulo 4

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Anastasia

- Entonces ¿Eres el sultán? - le pregunté por tercera vez, es que yo no me la creía.

- Lo soy - dijo con una sonrisa, apuesto a que mi cara ahora mismo es una muy divertida.

- ¿Te estás riendo de mí? - le pregunté achicando los ojos.

- Es que tu cara es muy chistosa - su sonrisa creció más.

- No pensé que fueras el sultán, sabía que tenías dinero, pero no espero que fueras el sultán - le dije sorprendida, aún no superaba que el fuera el sultán.

- Bueno pues lo soy, quizás es por qué aún soy joven, pero soy el sultan.

- Entiendo.

- Se que estás aquí por qué quieres decirme algo, mi madre hablo conmigo, pero no quiso decirme sobre que querías hablar.

Me había sorprendido tanto con que era el sultán que olvide para que había venido.

- Cierto - lo mire a los ojos y el me retuvo la mirada, aún pensaba que esos ojos eran hermosos - Yo quiero volver a mi hogar - le pedí, pero por alguna razón mi voz no sonaba tan segura.

- Eso es imposible - respondio rápidamente y dió un suspiró

- Eres el sultán, nada es imposible para ti - alcé mi voz un poco, pero él no dijo nada al respecto.

- ¿Por qué quieres volver? - me preguntó con curiosidad.

- Por qué ahí está mi familia y los extraño - aunque eso era lo que sentía mis palabras no sonoban seguras.

- No suenas muy segura - dijo.

- Lo estoy, quiero volver a mi hogar - aseguré, pero mi voz no ayudaba, el se rió y esa risa fue la más hermosa que yo alla escuchado.

- Veré que puedo hacer por ti - el se levantó de la cama, habíamos estado sentados ahí mientras él me explicaba que era el sultán.

- Gracias.

- Aún no me agradezcas, no he dicho que lo haré, lo pensare.

Aunque no me aseguró nada, él era el sultán y yo sabía que él podría hacer eso.

- Con su permiso me retiro - él me miró confundido y yo no entendí esa mirada.

- ¿Viniste solo para pedirme eso? - preguntó y yo asenti - Eres interesante - dijo con una sonrisa.

No respondí, solo le hice una reverencia y me retire de sus apocentos.

(...)

La sultana Hurrem había mandado a llamarme, estaba nerviosa por alguna razón, ella sabía que su hijo era la persona con la que yo había chocado y por eso me envió con él.

- Vengo a ver a la sultana Hurrem - le dije a la criada y está vez ella me dejó entrar - Sultana - la saludé cuando entre a los apocentos, ella me sonrió.

- Anastasia, bienvenida, ¿Como te fue con mi hijo? - preguntó

- El sultán dijo que lo pensaría - ella asintio en comprensión.

- ¿Te gusta mi hijo? - preguntó directamente y me puse nerviosa.

- No - respondí, pero mi voz era nerviosa y temblorosa, ella se levantó de su asiento, se dirigió a mi.

- Tu mirada dice lo contrario - suspiro - voy a ser sincera contigo - la mire confundida ¿No había sido sincera conmigo? - mi hijo tiene una mujer, la cual está embarazada - mi corazón se hundió cuando ella dijo eso, no entendí por qué, pero dolió - te dolió - ella me dijo y yo la mire impresionada, estaba comenzando a creer que era una clase de adivina - tu cara me dijo eso - cogió mi mano y la llevo a mi pecho - tu corazón late cada vez que miras a mi hijo y ahora duele por qué sabes que tiene a otra mujer, no lo quieres aceptar, pero esa es la verdad - ella tenía razón, mi corazón dolía ahora mismo.

- Es cierto - le dije sincera - pero no entiendo que tiene que ver eso con que no alla sido sincera conmigo.

- Esa mujer no me cae bien, cuando te vi pensé que tú serías una mujer perfecta para mi hijo, tienes un carácter fuerte, eso es lo escencial para sobrevivir aquí - sabía a lo que se refería, no era tan tonta - por eso quise que fueras a los apocentos de mi hijo, pero tú no querias quedarte - ahora entendia por qué tenía esa cara de decepción cuando le dije que quería irme - ahora te haré está pregunta ¿Aún quieres irte? - no respondí, no sabía que responder, ella me estaba confundiendo, hace unos minutos estaba segura de que quería irme, pero ahora ya no estaba tan segura.

- Yo...

- Anastasia, si regresas ahí no serás nada, se que tienes familia, pero si logras entrar al corazón de mehmet él se convertirá en tu mundo entero, puedo asegurarte eso. - no entendía por qué ella quería esto, me había dicho que la mujer de mehmet no le caía bien, pero sentía que ese no era motivo suficiente.

- ¿Por qué quiere esto? - ella sonrió con confianza.

- Por qué eres el tipo de mujer que mehmet necesita, pero no quiero obligarlo a quererte por eso necesito que tú estés de acuerdo con esto, necesito que lo ames, pero a él, no al poder que mehmet puede darte.

Todos decían que la sultana Hurrem era una bruja, que es malvada, despiada y cruel, pero nunca escuché a alguien hablar sobre cuánto ama la sultana a sus hijos y cuanto se preocupa por ellos, las personas solo hablan lo que ellos quieren, eso lo tenía claro.

- Entiendo, pero yo...

- Piénsalo Anastasia, tienes tiempo aún - asenti - puedes irte - hice una reverencia y salí de sus apocentos.

Cuando estuve casi llegando al harem me di cuenta de una cosa, yo había aceptado pensarlo, eso quería decir que estaba considerando quedarme aquí, mire a mi alrededor, todo era muy hermoso, pero ¿Este lugar podría ser mi hogar? Cerré los ojos y suspiré, no paso mucho tiempo cuando decidí algo.

Haría de este lugar mi hogar.

Un Amor Entre ÉpocasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora