Capítulo 17. Me gusta cuando me llamas cariño.

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- Está de aquí, es nuestra fiesta de graduación - Amelia dice y apunta uno de las miles de fotos que cuelgan allí, voy hacía ella y miro el cuadro.

Es imposible no sonreír ante una versión más joven mía y de Amelia juntas, en la foto estoy sentada de lado en su regazo, Amelia está con la cabeza reclinada en mi regazo, sus ojos están cerrados y sonríe. Mi sonrisa en la imagen no es menor que la de ella, parecemos felices.

- ¿Fuimos juntas?

- Sí - no dejo de mirar la imagen, trato de obligar a mi mente a recordar ese día, pero no pasa nada - Alquilé una limusina gigante, casi te infartaste cuando la viste - ella cuenta y ríe, la miro y soy contagiada por el sonido de su risa.

Su cabeza se balancea de un lado a otro, Amelia se muerde el labio inferior y mira hacia abajo.

- Ese es tu tipo - ella levanta la cabeza ante mi comentario - Recuerdo bien cómo eras de exagerada en el colegio. ¿Crees que no recuerdo tu moto gigante?

- Ni siquiera era tan grande.

- Lo era. El día que me diste un paseo casi morí, pensé que saldríamos volando con esa cosa.

- Que exagerada, cariño - me muerdo los labios y le doy una pequeña sonrisa al oírla llamarme de esa forma - Yo-yo... salió sin querer.

La miro que está con las mejillas sonrojadas, junto las cejas, confusa.

- ¿Qué?

- Te llame cariño... Fue un accidente - aclara y ve la expresión suave en mi rostro, vacilante doy un paso más cerca de ella.

Amelia me mira casi sin parpadear, y no se mueve. No puedo decir si está respirando, es que parece que se corto su respiración. Acerco mi rostro y cuando estoy a punto de juntar nuestros labios, su móvil comienza a sonar. Saltamos alejándonos de la otra por causa del susto.

- Joder - exclamo poniendo una mano en mi pecho, Amelia deja escapar una risita nerviosa y busca el dispositivo en sus bolsillos, cuando finalmente lo encuentra sólo contesta la llamada.

- Hola papá - me recupero del susto lentamente - No, vine a dar una vuelta con Luisita... Sí, nos encontramos aquí en el sitio - ella me mira y sonríe mientras escucha lo que dice su padre - Nos vemos.

- ¿Nos tenemos que ir? - es imposible no notar la decepción en mi voz, y con certeza Amelia lo noto.

- Sí, pero podemos volver mañana o tal vez dormir aquí...

- ¿Aquí?

- No aquí en la casa del árbol, pero en la casa, sí - ella explica a toda prisa y acabo sonriendo al verla tan nerviosa. Amelia se aleja de la pared y arregla su ropa - ¿Vamos? - me llama y simplemente asiento.

Estamos casi fuera de la casa del árbol cuando la tomo de la muñeca. Amelia me mira sin entender y antes de que pueda decir algo, la agarro de su barbilla con la mano libre y junto nuestros labios. Ella suspira con fuerza, el aire golpeando contra mi cara. La siento apretar mi cintura y luego profundizar el beso. Nuestros labios se movían lentamente, como si estuviéramos bailando un vals.

- Sólo para dejar claro, me gusta cuando me llamas cariño - confieso después de parar el beso.

Me alejo un poco de Amelia y la veo con una enorme sonrisa. Que sonrisa más perfecta tiene.

Simplemente no consigo apartar mis ojos de ella.

//

Estamos de vuelta en la casa de sus padres, caminamos lado a lado en silencio. En el interior el único ruido que se escucha es el de la televisión, miro a la sala y veo a Louis acostado en el regazo de Tomás. Devoción no está aquí, pero no sé si quiero saber dónde está. Si ella molestara a Amelia, prefiero que esté lo más lejos posible.

Stupid WifeWhere stories live. Discover now