Capítulo 31. Confianza y actitud.

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El viento frío golpea mi cuerpo, algunas hebras sueltas de mi pelo vuelan en frente de mi rostro, haciéndome un poco de cosquillas en mi piel. El silencio sólo me hace pensar más y más sobre todo. Pensar que tres meses atrás todavía no soportaba a Amelia, pensaba estar presa en un universo paralelo y que en cualquier momento volvería a mi casa, mi verdadera casa.

Estaba segura que era una adolescente terminando la secundaria, que todo aquello era un mal sueño.

¿Cómo la Luisita del pasado podría imaginar que trece años después de repudiar la idea de casarse con Amelia Ledesma se convertiría en algo real en el futuro? Si puedo volver y decirle eso a ella personalmente, probablemente vería un suicidio de mi misma.

Pasé años de mi vida odiando y repudiando la presencia constante de Amelia, al inicio mi odio era apenas sólo porque era una idiota. Pero después ella comenzó a mostrarse más idiota de lo que era, y eso hizo que mi odio creciera. Simplemente no podía oír que hablaran de ella, o su nombre. Su presencia en el mismo lugar que yo me hacía casi tener ataques de asma.

Todo en Amelia hacia que no me gustara, era como si fuera alérgica a ella. Técnicamente era yo.

Y entonces me pregunto... ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Sé que ella ya me conto sobre nuestro primer beso, pero no me conto el motivo por el cual quise alejarme después de eso, además del miedo que tuve que haber sentido, es obvio. Pues bien... ella era como mi enemiga, y no la soportaba. Bueno lógicamente estaba aterrada después de besarla, ¿cierto? Ella dijo que fui yo quien tomo la iniciativa del beso.

Tal vez sólo quería hacerla callar.

O tal vez la Luisita del pasado quería descubrir porque las chicas estaban tan enamorada de Amelia.

Puede que haya sido curiosidad.

O tal vez, sólo tal vez un poco de atracción.

- ¿No tienes frío? - oigo una voz detrás de mí, miro a un lado para ver a Amelia pasar por la puerta de cristal con dos tazas en sus manos.

Sé que es algo caliente, porque se puede ver el humo salir de la parte superior de las tazas. Le sonrío, me ajusto en el banco y le doy espacio para que pueda sentarse a mi lado.

- La verdad no.

- Toma, café con crema, como te gusta - extiende la taza blanca con diseño de patitos. Amelia pasa un brazo por encima de mis hombros y me tira cerca de ella, inclino la cabeza hacia atrás y me apoyo en su hombro - ¿Qué tanto piensas? Parecías bastante concentrada cuando llegue.

Llevo la taza a mis labios y tomo un poco de café, soltando un suspiro de satisfacción por el sabor maravilloso de la cafeína mezclado con la dulce crema de vainilla. Amelia sabe todo lo que me gusta, por eso es la esposa perfecta.

- Estaba tratando de recordar nuestros días de escuela. Quería entender un poco más sobre nosotras - bebo un gran trago de café, sintiendo sus dedos acariciar mi hombro izquierdo - Mi mente parece tener una gran burbuja de nada, sólo consigo recordar claramente algunas cosas. Pero nada importante.

- Pregúntame, tal vez pueda hacer que recuerdes.

Una sonrisa nace en mis labios, es eso. Esa mujer es una genio. Me giro de lado y coloco mis piernas sobre las de ella, Amelia apoya la mano en mi espalda baja para darme equilibrio. Aseguro la taza con las dos manos y la miro, pienso en lo que debo preguntar primero.

- Después de nuestro primer beso...

- Dónde me atacaste y saliste corriendo.

- Sí - sonrío con torpeza, ella toma de su café - Dijiste que empecé a evitarte, ¿es cierto? ¿Pero por qué? ¿Fue solamente por el beso?

Stupid WifeWhere stories live. Discover now