Capítulo 26. Todo lo que ella quiera.

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No recuerdo haber tenido una noche de sueño tan maravilloso como esa noche. Amelia se aseguro de llevarnos a la cama después de hacerme el amor. Ella me vistió, dio besos por todo mi cuerpo y luego se acostó a mi lado. También me hizo cariños hasta que me quede dormida.

Con los ojos todavía cerrados, busco a Amelia en la cama, no siento su brazo envolviéndome o su calor. Abro los ojos para confirmar que ella ya no está aquí. Cierro los ojos y suspiro frustrada.

Sería agradable despertar con ella a mi lado, principalmente después de lo de ayer.

Ayer... Fue una mezcla de sentimientos, pero creo que lo que lo hizo perfecto en sí, fue ella. Su cuidado, la ternura al estarme mirando y los besos que me dio, la forma en la que me hizo sentir, tan especial.

Ella mejora cualquier cosa. Es ella, lo sé, siempre será ella.

Oigo la puerta ser abierta y volteo un poco mi cuerpo, veo a Amelia entrar a la habitación con una bandeja de plata en sus manos. Una enorme sonrisa aparece en mis labios, pero frunzo el ceño al verla toda vestida.

- ¿Fuiste a algún lado? - pregunto curiosa.

Ella empuja la puerta con su pie y levanta la cabeza al oír mi voz, Amelia sonríe y camina hacia la cama. Me siento y me recuesto en la cabecera de la cama.

- Fui a comprar una cosa. Dos en realidad - ella dice y pone la bandeja sobre mis piernas - Son para ti - coge un ramo de margaritas que estaba en la esquina de la bandeja y me lo extiende, mi sonrisa regresa a mi rostro, más amplia que antes.

Miro a Amelia sonreír un poco tímida.

- Gracias, son preciosas.

- Y son comestibles - junto mis cejas y me inclino para aspirar el olor de las margaritas. No hay olor de flores, tiene olor a vainilla - Son de vainilla, cariño. Conocí un lugar donde venden flores comestibles, pensé que te gustaría.

- ¿Comestibles? Qué bueno - tomo un poco y coloco en mi boca y cierro los ojos, respirando profundo - Hmmm, mi Dios - abro los ojos, Amelia me está mirando curiosa por saber si lo apruebo o no.

Es simplemente maravilloso. Es casi como tener un pedazo de cielo en mi boca. Simplemente maravilloso.

- ¿Y entonces?

- Es increíble. En serio, tienes que probarlo - tomo otro poco y Amelia abre la boca para que lo ponga, justo antes de que retire los dedos de su boca, ella muerde la punta de uno y chupa rápidamente. Saco mi mano hacia atrás, escuchando su risa - ¿Te gusta?

- Mucho. La pregunta es si a ti te gustan de verdad.

- Me encantan - muerdo otro pedazo. Es curioso estar comiendo flores.

- Toma tu desayuno, me lavare las manos y regreso.

Sólo asiento, Amelia se levanta de la cama y va hacia el baño. Dejo las margaritas a un lado y miro la bandeja. Todo parece delicioso. Bebo un poco de chocolate caliente, y tomo un pedazo de pan que está allí.

Unos minutos después Amelia sale del baño, ahora está sin pantalón y la chaqueta. Casi me asfixio con el pedazo de pan al ver sus piernas libres de cualquier ropa, ella está vestida con una blusa azul, los primeros botones están abiertos.

Joder, ¿qué clase de brujería me atrae hacia ella?

- ¿Qué pasa? - ella pregunta con curiosidad al notar mi mirada en ella. Balanceo la cabeza, mi rostro se calienta un poco.

- Nada, no es nada.

Amelia me mira desconfiada durante unos segundos, pero luego sonríe y se encoge de hombros. Suspiro, observándola discretamente, o no tan discretamente así. Ella tiene una hermosa sonrisa en sus labios, me siento bien al verla sonreír de esa manera otra vez después de esas semanas oscuras que pasaron. Es bueno tenerla de vuelta poco a poco.

Stupid WifeWhere stories live. Discover now