Capítulo 20. Mi Ame...

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Martes – 2 de Diciembre de 2022

Estoy en el consultorio de la Dra. Rocío, Amelia hoy no pudo traerme, tenía algo que ver en su estudio. Louis fue a pasar el día a la casa de Marina, Toni quería pasar el día con él según mi mejor amiga.

Hablando del estudio de Amelia, tengo que recordar pedirle que me lleve, tengo curiosidad en conocer su ambiente de trabajo. Pero volviendo a la consulta, estaba sola, sí, es un progreso. No totalmente ya que vine en taxi, y bien, Amelia me dio la dirección. Pero ya es algo, ¿verdad?

- Y entonces Luisita, ¿cómo van las cosas? - la Dra. Rocío pregunta al sentarse en la silla junto a mí, tiene aquella enorme sonrisa, sentada de piernas cruzadas y su portapapeles en su regazo.

Una cosa a la que me estoy acostumbrando es a esa sonrisa, Amelia no ha venido hoy y sin embargo no deja de sonreír. Tal vez le gusta desfilar con esos dientes blancos alrededor, si la ven ella siempre está muy feliz. O tal vez demasiado triste, quien sabe.

- ¿En el sentido general? - pregunto y ella siente, poniéndose las gafas. Respiro profundo, las imágenes del fin de semana comienzan a pasar en mi mente y aparece una gran sonrisa en mis labios. Eso no paso desapercibido por la doctora - Esta cada vez mejor.

- ¿Y esa enorme sonrisa? - ella baja la cabeza y me mira sobre las gafas, mi rostro comienza a ruborizarse y la Dra. Rocío suelta una risita.

- Es que... Todo parece estar mejorando.

- Me doy cuenta - comenta sonriendo. Sonrío de nuevo - ¿Y las cosas con Amelia? ¿También están mejor?

Como si aún fuese posible, mi sonrisa se ensancha aún más. ¿Cómo recordarla sin dejar de sonreír? Estoy impresionada de sentirme tan bien en relación a Amelia con tan poco tiempo de vivir juntas, civilizadamente hablando. Es sólo... Vivir con ella es tan fácil.

- Ella es la razón de está sonrisa - me encuentro diciendo sin siquiera pensarlo.

El rostro de la Dra. Rocío se torna sorprendida al oírme decir aquello, la última vez que nos vimos a mí todavía no me gustaba mucho la presencia de Amelia. Es curioso como las cosas pueden cambiar de una noche, o algunas noches. ¿No es así?

- ¿Entonces se están llevando bien ahora? - afirmo frenéticamente con la cabeza - Eso está muy bien, muy bien.

- Fuimos a pasar el fin de semana con sus padres.

- ¿Y cómo fue?

- Increíble - comienzo a recordar nuestro tiempo juntas en nuestra casa del árbol. Sí, nuestra. A pesar de que no recuerdo aquel lugar, esa casa ya se gano un espacio enorme en mi vida - Ella me llevo a un sitio muy especial para las dos, es tan hermoso - suspiro de manera tonta, una pequeña sonrisa en mis labios - Nos besamos.

- ¿Y cómo fue?

- No podría haber pedido un primer beso mejor que aquel.

Y realmente no podía.

//

Después de la consulta con la Dra. Rocío, me despedí de ella y llamé al mismo taxista que Amelia me dio el número, ella dijo que era extremadamente fiable y que siempre lo llame cuando sea necesario. Su nombre es Ronald, es un señor agradable. Y hablando de Amelia mi móvil me avisa de su llamada.

- ¿Si?

- ¿Cariño? Eh... ¿Ha terminado la consulta?

- Sí, acabo de salir de su oficina - salgo del elevador y camino por el hall del edificio - Estoy fuera del edificio ahora.

- ¿Fue todo bien? ¿Conseguiste llegar a tiempo?

- Sí, fue todo genial. Y si lo conseguí, no fue tan difícil.

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