Capítulo 36. Felicidad indefinida.

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- ¿Qué opinas de esto aquí?

Desvío la mirada a la ropa delante de mí y miro a mi mejor amiga parada a unos metros de mí con un vestido rojo en sus manos. Analizo y le hago una señal para que gire el vestido. Una sonrisa de aprobación aparece en mi rostro, esto es perfecto para ella.

- Es hermoso. ¿Te queda?

- ¡Voy a fingir que no me llamaste gorda! - Marina rebate enojada, suelto una risita nasal - Voy a probármelo.

Y simplemente sale en dirección a los vestidores. La sigo, buscando un lugar para sentarme, pero no encuentro nada. Entonces, decido recostarme en la pared al lado del probador que Marina está ocupando. Hoy ella prácticamente me arrastro a venir hacer las compras con ella, porque su ropa ya no le quedaba. Es uno de los efectos del embarazo, su barriga está aumentando como sus curvas.

Es bueno que ella no pueda leer mis pensamientos.

Miro a mi alrededor, hay muchas embarazadas en esta tienda. Durante algunos segundos imagino a Amelia con una enorme barriga. Probablemente estará más bella. Las mejillas más redondas, un poco ruborizadas, los brazos y las piernas rechonchas. No puedo esperar para poder contemplar esa imagen.

No existe nada más hermoso que una mujer embarazada. Más si es mi mujer.

Probablemente me enamorare más de ella.

Continuo creando imágenes de mi esposa embarazada hasta que siento mi móvil vibrar en el bolsillo trasero de mis pantalones, tomo el aparato y lo desbloqueo. No me sorprende ver "Mi Suerte" allí. Parece tener un sexto sentido para saber cuando estoy pensando en ella.

"Hola cariño, ya te echo de menos"

¿Existe alguna forma de ser más linda?

"Estaba pensando en ti ahora."

"¿En serio? ¿Pensando en qué?"

"Recordando el regalo."

"Oh... No consigo olvidarlo, ¿sabes? Todavía siento tus toques y tu sabor en mi boca."

Muerdo mi labio para no suspirar, miro brevemente alrededor sólo para asegurarme de que nadie está mirando.

"Mi culo extraña tus manos. Mi coño extraña tus dedos."

Sonrío con malicia, probablemente Amelia debe estar retorciéndose en este momento. Es bueno provocarla.

- ¿Puedes dejar de sonreírle al móvil como una tarada y darme tu opinión?

Me llevo un pequeño susto al oír la voz de Marina y casi tiro el móvil al suelo. Coloco una mano sobre mi pecho y levanto la cabeza, encontrándome con mi amiga parada frente a mí.

- ¿Quieres matarme?

- La verdad sí - abro la boca horrorizada por ella estar hablando tan seria - Llevo horas llamándote y pareces demasiado entretenida. ¿Qué tanto miras ahí?

- Uh, nada - bloqueo la pantalla rápidamente antes de que lea los mensajes. Marina levanta una ceja y me mira desconfiada - Eso se ve bonito.

- ¿Crees que me engañas tratando de cambiar de tema? - finjo confusión - Ni siquiera pongas esa cara de tonta. ¿Estabas intercambiando mensajes con tu esposa?  - presiono mis labios, siento como mis mejillas se ruborizan - Oh, Dios mío, son unas pervertidas.

- Sólo estábamos hablando.

- Sobre sexo.

- Habla bajo, Marina - la reprendo, mirando alrededor. Por suerte no hay nadie cerca - ¿Has decidido que te vas a llevar?

Stupid WifeWhere stories live. Discover now