Capítulo 35. Soy tu regalo.

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Termino de ponerme los tacones y me levando de la silla, empujo el borde mi vestido hacia abajo. Estoy terminando de vestirme para ir al restaurante favorito de Louis. Es mi cumpleaños, pero decidí llevarlo a su lugar favorito para compensar el hecho de que no pasare el día con él, ni con Amelia. Él va a estar con mis padres porque mi amada esposa dijo que tenía una sorpresa de cumpleaños para mí.

¿Quién soy yo para negarme, cierto?

- Amor, ya terminaste de... ¡Amelia! ¿Ni siquiera te has vestido? - bufo yendo a su dirección, está de pie frente al lavabo del baño completamente desnuda y mirando algo en su pecho - Vamos a acabar atrasados por tu culpa.

- Ya me voy a vestir, cariño - me mira por encima del hombro y sonríe. Pongo los ojos en blanco - Sólo estoy cambiando.

- ¿Cambiando qué? - me acerco a ella para saber lo que hace.

- La perforación - gira frente a mí - ¿Qué tal? ¿Se ve mejor con la argolla o el bastón?

Pierdo el habla mirando su perforación. Es una de las cosas más sexy que existe. Siempre pensé que los piercings eran calientes, en Amelia lo son aún más. Su pezón color rosa claro combina perfectamente con la argolla plateada que ella se coloco. Definitivamente se veía mejor con la argolla que con el bastón.

Trago saliva en mi boca, el vestido largo parece más caliente de lo que realmente es.

¡Madre mía!

Miro su cara, Amelia tiene una sonrisa bastarda en sus labios. Ella lo hace a propósito, claro que sí. Sin desviar la mirada de la suya, doy un paso adelante y encajo mi mano en su pecho. Amelia levanta una ceja, la sonrisa en su boca aumenta gradualmente.

Todavía mirando sus ojos me voy agachando, hasta que mi rostro queda a la altura de su pezón. Deposito un beso en la punta, se endurece un poco. Sonrío y dejo que mi lengua toque su pezón, lo rodeo para luego cerrar los labios alrededor. Amelia lleva la mano a mi cabello y presiona mi cabeza contra ella. Succiono su pecho con fuerza y uso la punta de la lengua para provocar el pezón que cada vez esta más sensible. El metal helado de la argolla contrasta a la perfección con el calor de mi boca.

- Luisita... - el agarre en mi cabello aumenta.

Uso mi lengua para chupar la punta del pezón, cómo un bebé hambriento. Amelia gime mi nombre en voz baja mientras sus dedos se turnan entre acariciar mi cuero cabelludo y tirar de mi pelo. Aprieto más fuerte su pecho y con una última succión fuerte, alejo mi cabeza.

El rostro de mi esposa está contorcido en confusión, sonrío de lado. Me aparto de ella y me giro al espejo.

- La argolla es mejor, sin duda - termino de limpiar las esquinas de mis labios, que estaban manchados de lápiz labial - Es más agradable para chupar - sostengo su barbilla y beso su boca.

- ¿Vas a dejarme así? - tiene un enorme puchero en sus labios, una expresión frustrada que casi me está haciendo reír.

- Limpia allí, tienes labial - le digo antes de darme la vuelta y salir del baño.

- ¡Si seras cabrona!

La escucho gritar y no puedo evitar reirme. ¿Quién está sonriendo ahora, Ledesma?

//

Llegamos al restaurante y estoy sorprendida, es completamente diferente de lo que pensaba. La estructura es toda colorida, parece más un salón de fiesta que un restaurante. Louis está animado, no paraba de saltar en el asiento ni un segundo. Es bueno verlo feliz de esa forma, se ve más lindo todo sonriente y animado.

- Cariño, ve entrando con él que iré a estacionar el coche. Sólo entra, ellos conocen nuestra familia y siempre nos dan prioridad.

- ¿En serio?

Stupid WifeWhere stories live. Discover now