👻 Capítulo O4. 👻

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Cuando el aura de un fantasma es:

Rojo: Se han Suicidado.

Amarilla: Fueron Asesinados

Celeste: Tienen un Pendiente.

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Quizás, solo quizás, estabas pagando el pecado de alguna vida anterior.

Aunque pasaran los años, creías que nunca te ibas a poder acostumbrar a verlos.

No eras de piedra, no podías hacer como si no le pasara nada por tu cuerpo cuando los veías, mucho menos cuando los tenías tan cerca. Dios, desearías poder ser más frío, realmente te gustaría estar tan curtido que no te importara nada su presencia.

Pero no eras así.

Algunas noches, cuando los veías deambular perdidos, llorando, gritando por sus seres queridos, más cuando aún eran niños, esas noches no podías conciliar el sueño.

Te sentías un inútil, porque aunque quisieras ayudar de alguna manera, preferías no hacerlo, preferías no volver a meter tus narices donde no te han llamado.

Hace unos años quisiste, intentaste, hacer algo, pero eso no salió bien.

Diablos, no solo no había salido bien, había sido un desastre.

La peor decisión de tu vida, sin lugar a duda.

Volviendo al presente, pensaste que Minho te iba a alejar, te iba a gritar que eras un fenómeno, que lo soltaras, que lo dejaras en paz, y que luego te iba a levantar una cautelar, una orden de alejamiento, o como sea que se llamara, para que no pudieras estar cerca de él ni por un kilometro, pero no fue así.

Fuera de todo pronóstico, cuando enredaste tus brazos en su cuello, pasando tus brazos sobre su hombro, ya que este era un poco más bajo que vos, Minho solo dejo salir un suspiro y te correspondió el abrazo, rodeando tu cintura con ambos brazos, y a pesar de ser un poco más bajo que vos, lo sentías como si fuera del doble de tamaño.

Te hacía sentir protegido.

Técnicamente así era, ya que solo cuando lo tocabas dejabas de verlos.

- Ey, ya... tranquilo - te susurro con un tono de voz cálido, comprensivo, mientras acariciaba tu espalda, y quizás, solo quizás, ahora estabas sorbiendo tus mocos para que no mancharan su remera y arruinara el tierno momento - ¿me puedes soltar? - te pregunto y negaste, abrazándolo con más fuerza.

Podías escuchar los murmullos, pero realmente ahora no te importaba en absoluto. Solo sabías que ahora ya no estabas llorando, sino luchando porque tus mocos no fueran más lejos de tu nariz.

Dios, algunas veces realmente sentías que eras tan patético.

Aunque te hacía reír esos detalles tuyos cuando el tiempo pasaba y lo recordabas, y es que a fin de cuenta te gustaba como eras, por eso nunca te esmeraste en cambiar algunos aspectos de tu personalidad.

- Bien, hagamos una competencia de baile libre en lo que resta - habló luego de unos segundos en silencio.

Supones que ya se había dado cuenta de que no pensabas soltarlo por un largo momento. Y había un detalle, uno pequeño, pero quizás, solo quizás, hacía que tu estómago se revolviera de una manera que dirías que era hasta bonita, y es que Minho no había dejado en ningún momento, desde que te correspondió el abrazo, de acariciar tu espalda.

Quizás, solo Quizás - HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora