Capítulo 12 - Juego Amistoso.

18.1K 948 66
                                    

— ¿En cuál nos vamos? — preguntó Rodrigo mirando los autos.

Cada Narco se subía a una camioneta con su chica. Cuando el auto ya estaba lleno, se iban, para darle paso al siguiente.

—En el Jeep negro. —dijo el Guille.

—¿Hay espacio para todos? —preguntó Sara.

—Sí, vamos nosotros cuatro y el chófer.

—Espero que haya espacio para mí. —dijo una voz detrás de nosotros.

—¡Hola! —dijo Sara abalanzándose sobre él. Al parecer era Octavio. —pensé que ya te habías ido.

—No puedo dejar a mi diablita sola. —dijo y le dio un pequeño beso en la mejilla.

—Creo que ya no hay espacio. -dijo Rodrigo de repente. — Una persona deberá ir en las piernas. — me miró —¿Me concede el honor princesita?

—Rodrigo. — dijo el Guille en tono de advertencia. —No la toques. Recuerda lo que te dije.

—¿Es malo querer llevármela en las piernas amigo mío? —preguntó con inocencia.

—La gente empezará a decir que compartimos mujeres. —increpó con dureza.

—No creo que piensen eso.

—Dije que no.

—¿Entonces dónde irá?

—Pues, —acoté — si no hay más espacio, y no puedo estar en las piernas de Rodrigo. — miré al Guille. — Llévame tú.

Él me miró algo dubitativo. Pero luego de un breve momento accedió poco convencido.

No lo comprendía. Quería que no me tocaran, pero él no me quería tocar. Me decía que no era su tipo, pero no dejaba de mirarme.

¿Quién lograba entenderlo?

Subimos a la camioneta y yo me senté en sus piernas muy cómodamente. Mi espalda estaba pegada a su fuerte pecho y lograba sentir cada parte de su cuerpo. Por alguna razón, no me sentía mal, ni nerviosa.

Encendieron el auto y comenzó a andar. La carretera no tenía pavimento, sino que era de pura tierra. Por lo que muchas veces el carro se movía de un lado a otro.

Sus manos descansaban a los lados del asiento, como tratando de no tocarme. Parecía incómodo con la posición que tenía, así que tomé la iniciativa, y aunque con un poco de miedo, agarré sus dos manos y las coloqué en mis piernas para que logrará hacer equilibrio. Enseguida me miró.

—Sé que estas algo molesto porque te tocó llevarme así. —dije en un susurro para que nadie escuchara. —
Pero, creo que lo justo es que te sientas cómodo mientras me llevas.

—No estoy molesto. —respondió cerca de mí. —Es más, ni tú peso me molesta. Simplemente quiero que estés bien y que te sientas cómoda. Y creo que en las piernas de Rodrigo no lo ibas a conseguir.

Sonreí ante tal comentario. Pensábamos en lo mismo. Yo quería su comodidad y él quería la mía. Me parecía que este hombre a pesar de demostrar ser tan estricto. Era sumamente amable en algunas ocasiones.

La camioneta dio un salto, gracias a un hueco que había en la carretera, lo cual ocasionó que cambiáramos de posición.

—Disculpen, no lo vi. —dijo el conductor.

—No te muevas. —dijo el Guille muy cerca de mi oído. Parecía como si se estuviera conteniendo.

Tomó mis caderas y me arrastró un poco hacia adelante, para que no estuviera pegado tanto a él.

El Duro corazón del Narco [EDITANDO]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن