Capítulo 25 - No Te Conozco.

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Durante varios segundos quedó en silencio, claramente asombrado. Sin poder creer a quién tenía enfrente.
Me sorprendió bastante el aspecto que tenía. Aunque a mi parecer estaba más guapo que antes, su aspecto era algo desaliñado. Estaba más delgado, con su cabello revuelto y con una barba de días, que todavía no se había afeitado.
Claramente era muy extraño, puesto que tenía invitados importantes esperándolo para que los recibiera, y él parecía no interesarle.

Cuanto lo había extrañado. Su simple voz, calmaba cada pequeña célula de mi ser, haciéndome sentir más segura, con más confianza, protegida. Sin embargo, justo ahora quería escuchar qué excusa tenía para explicar su tan larga ausencia.

—¿Qué haces aquí? — fue lo que preguntó.

Una pregunta que sinceramente no me esperaba.
Esperaba algo más cálido, algo más cariñoso o emotivo. Un momento con el que anhele cada noche desde que no nos volvimos a ver.

Pero, su pregunta me daba entender, que él no pensaba lo mismo. Estaba sorprendido, como si nunca hubiera esperado encontrarme en aquel lugar.

Cuando pensé que ya no diría nada. La voz de Rodrigo llegó desde arriba de las escaleras.

— ¿Qué tanto tardas en preguntar...? — su pregunta quedó en el aire cuando vio a Víctor. Sonrió, luego posó sus ojos en mí y su sonrisa cambió al pánico. Procedió a mirar al Guille y después a mí de nuevamente. — ¡O-oh, oh, que agradable sorpresa!

—Lo mismo digo doc. — dijo Víctor muy sonriente. — También me agrada verte.

—Cállate napa. No me agrada verte a ti. — dijo Rodrigo llegando a mi lado. —. Me agrada volver a ver a la dulce princesa. —tomó mis manos con mucha ternura y luego me abrazó. — Estás preciosa.

Sonreí y le devolví el abrazo.

—¿Todavía sigues molesto porque te gané en Mario Kart? — aguijoneó Víctor.

—¡Me lanzaste la tortuga azul justo antes de llegar a la meta! — respondió Rodrigo — ¡Era trampa!

—Es el juego, y todo se vale.

Mientras ellos seguían discutiendo. Yo dirigí mi mirada al hombre que desde hacía un momento me estaba observando, y que, por alguna razón, no emitía ni la más mínima palabra.

Me di cuenta que estaba escaneándome de pies a cabeza. Con una mirada dura y sin expresión de alegría en su rostro, al parecer Rodrigo era el único feliz por mi llegada.
Cuando llegó a mi rostro, comprobó que lo estaba observando, y sin apartar la vista de mí, habló para todos.

—Me complace que estén aquí. — dijo —. Justo ahora iba a preguntarle a la cocinera si la cena ya estaba lista. Me encantaría que nos acompañaran.

—¡Genial! —dijo Víctor — muero de hambre.

—Yo igual. Pero, —Rodrigo tomó mi brazo. — quiero sentarme al lado de la princesita.

—¡No! — expresó Víctor. — ¡Yo seré el que se siente a su lado!

Siguieron con su pequeña discusión de camino a la otra sala, donde se encontraba la mesa, sin percatarse de que nos habían dejado al Guille y a mí, solos.
Yo no dejaba de mirarlo, sin embargo, él ahora evitaba mi mirada. No estaba muy segura si era porque evitaba hacerlo a propósito, o porque estuviera pensando.

Cuando se dio cuenta que estábamos solos, dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección a la otra sala junto con los demás.

—Un momento. —dije seria y él se detuvo. Me fastidiaba el hecho que me tratara con tanta indiferencia. — Quiero hablar contigo.

El Duro corazón del Narco [EDITANDO]Where stories live. Discover now