Capítulo 15 - Es Mío.

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—Sigo creyendo que debiste decirle algo. — me dijo Rodrigo por enésima vez.

Estaba caminando a mi lado, y Sara le había contado todo lo que había pasado.

—Lo mismo le dije, pero me salió con un discurso de mierda. —respondió Sara.

—O es lenta, o pendeja.

—Yo digo que pendeja.

Me giré y los miré a ambos con los brazos en jarra.

—¿Seguirán metiéndose conmigo? —repliqué con el ceño fruncido. — Dejen sus comentarios inútiles. Sé que hice lo correcto.

—¿Dejarlo en manos de la competencia es lo correcto?

—No me preocupa. Soy mejor que ella. Es más, debería tenerme hasta miedo.

—¿Quién debería tenerte miedo? —dijo el Guille llegando a nuestro lado con su ex del brazo.

Mis ojos se desviaron a ese lugar donde sus cuerpos se estaban tocando, y quedé decepcionada. Volví a alzar la vista y él me estaba mirando fijamente.

—Piensa que por ser tú chica deberías tenerle miedo. — mintió Rodrigo.

—Oh, ¿es así? — respondió el Guille sonriendo de medio lado.

—¡Mentira!

—¿Chica del Guille? — dijo la mujer que estaba al lado del Guille, me miró sorprendida y luego lo miró a él. — ¿Ella? ¿De verdad?

Por un momento todos quedamos en silencio. Un silencio incómodo. Hasta que Rodrigo habló.

—¿Algo no es de tú agrado Paula? — preguntó muy serio.

Ella lo miró con cara de pocos amigos y lo ignoró.

—No las he presentado. —dijo el Guille restándole importancia a la reacción de la mujer. — Bravucona, ella es Paula. Paula ella es Samantha. — extendí mi mano como muestra de cortesía, pero estaba tan distraída por el hecho de escuchar mi nombre por primera vez, de los labios de ese papasito, que no me di cuenta que Paula no había extendido su mano.

En cambio, se había quitado sus lentes y me miraba de manera escrutadora, como analizándome, y mirando cada parte de mi cuerpo.

Yo no me quedé atrás, ya que, al igual que ella, yo también la estaba mirando. De cerca, se veía muchísimo más guapa. Sus ojos eran verdes y la tez de su piel blanca, labios rosados y delgados. Que le daban a su rostro una apariencia seductora y adulta.

No recibió mi mano. Así que la volví a guardar.

—Ya la odio. — dijo Sara en un susurro, yo asentí totalmente de acuerdo.

Cuando volví a mirar a Paula, ella tenía su mirada muy concentrada en mi pecho. Donde no tenía los atributos más resaltadores de todos. En ese momento me quise esconder, ser escudriñada por otra mujer mejor que tú, se sentía super incómodo.

Sin embargo, le reste importancia. Un par de pechos no definía si era o no una mujer que valía la pena. Podía mirar todo lo que quisiera, de todas maneras. Sus comentarios o miradas indecentes no me iban a desanimar.

Yo era valiente y sabía lo que valía.

Después de esa presentación tan nefasta con la bruja. Fuimos a ver a todos los animales y las plantas que el Guille tenía de colección. El Guille nos explicaba de donde venían y cómo las habían traído hasta donde estaban. Puesto que era ilegal transportar semejantes reliquias de un país a otro.

Sara y yo caminábamos detrás de Paula, que de vez en cuando comentaba algo respecto a la planta, que obviamente se notaba que ya conocía.

Cada vez que tenía la oportunidad, se pegaba al Guille, y meneaba su trasero pomposamente hasta conseguir que la mirara. Le gustaba llamar la atención.

El Duro corazón del Narco [EDITANDO]Where stories live. Discover now