⚠Capítulo 10

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I think of that night in the park, it was getting dark

And we stayed up for hours

What a time, what a time, what a time

You clinged to my body like you wanted it forever

What a time, what a time, what a time

For you and I

What a time, what a time

For you and I

-Julia  Michaels

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Hoy ya es domingo, Daniel aún no ha vuelto, desearía haberle pedido su número o alguna red social... He pensado en buscarle en redes sociales, pero no quiero parecer un acosador.

He pasado prácticamente todas las horas y minutos con Ashton, como Daniel no estaba se vino a dormir a mi habitación, aunque más que dormir estuvimos hablando. Me encantan esos momentos en los que solo existimos él y yo, esos momentos en lo que siento que todo a mi alrededor desaparece y solo existimos él y yo. Un chico popular y un chico con apenas tiene algunos amigos, un chico deportivo y uno que de ahoga con tan solo bajar las escaleras... A veces me pregunto cómo dos personas tan distintas como nosotros pueden ser tan unidas.

Todo iba bien hasta que ha llegado la hora que más odio, la comida. Como hace un par de días que no como nada volver a hacerlo me está costando bastante.

Siento como la comida se transforma en calorías cada vez que voy a probar bocado, número cada vez más altos que se enredan entre mis pensamientos llegando hasta mis pulmones, que crean un nudo en mi estómago que no permite que nada entre. No quiero, no puedo. Cada vez que intento llevarme el tenedor a la boca infinitas voces me gritan que no lo haga.

—Egan.—Me llama la atención, posiblemente al ver lo que me está costando terminarme el plato.—Lo estás haciendo muy bien.

Niego con la cabeza.

—Puedes hacerlo, sé que puedes.

—No, no puedo...—Se me quiebra la voz. Me tapo la cara con las manos, odio estar siempre llorando.

Siento como Ashton se acerca a mí y me abraza por la espalda.

—Egan sé que puedes. Eres demasiado fuerte como para tener que tenerle miedo a la comida.

Me seco los ojos e intento llevarme otro bocado a la boca sin pensar.

Cada bocado es como si me tiraran un gran peso encima, pero consigo acabarme todo el plato.

—Estoy muy orgulloso de ti.—Me sonríe Ashton.

Le devuelvo la sonrisa, pero tengo la mente algo nublada.

—¿Te apetece que bajemos a la playa esta tarde?—Propone.

—Va, ¿por qué no?—Asiento.

Nos marchamos del comedor.

—Espera,—Digo.—Voy a lavarme los dientes.

Sin embargo, no es eso lo que hago. Me siento mal por mentirle... No habría sido capaz de comerme todo el plato si no hubiera tenido la certeza de que luego iba a meterme los dedos.

Si las estrellas fueran eternas #1Where stories live. Discover now