Capítulo 19

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Inside this place is warm

Outside it starts to pour

Coming down

One love, two mouths

One love, one house

No shirt, no blouse

Just us, you find out

-The Neighbourhood

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Llueve. 

Veo las gotas caer a través de la ventana. Cuando era pequeño solía imaginar que hacían carreras entre ellas sobre mi ventana, adoro la inocencia que todos los niños tienen. Esa inocencia que todos usábamos para dejar salir la imaginación de la jaula en la que vivíamos, aunque fuese solo por unos segundos.

Vuelve a ser domingo, no entiendo cómo es posible que los días pasen de forma tan rápida. Sin Daniel y Ashton todo esto hubiera sido mucho más complicado, realmente ellos son ahora mismo mi mayor apoyo.

—¿Cómo estás?—Me pregunta Ashton con voz calmada rompiendo el silencio en el que llevamos varios minutos sumidos.

Daniel ha salido hoy y no volverá hasta la tarde, así que Ashton ha pasado aquí mucho rato. Ambos estamos sentados sobre mi cama, apoyando las espaldas en la pared.

—Bien.—Contesto encogiéndome de hombros.—Dentro de lo que cabe sí, estoy bien.

—Me alegra oír eso.—Me dedica una sonrisa.—Saldrás de esta, ya lo verás.

—No lo sé... Comer aún es una tortura. Ni siquiera he podido comerme un único plato entero.—Me encojo de hombros.

—Poco a poco, no es algo que vayas a superar en dos semanas, ni mucho menos.

—Ojalá pudiera darle a un botón y adelantar el tiempo a cuando esté bien. Si es que algún día llego a estarlo del todo.

—Podrás conseguirlo. Y pase lo que pase puedes contar conmigo para lo que sea.—Me dedica una sonrisa de esas que se contagian.

—Gracias, en serio, por todo.

—No tienes que agradecerme nada.—Dice mientras me remueve el pelo.

—No te merezco.—Sonrío.

—Te mereces el mundo.—Me sonríe clavando sus ojos marrones en los míos.

Realmente tengo mucha suerte de tener a alguien como él a mi lado, no estaría aquí si no hubiera tenido su apoyo.

—¿Y tu cómo estás?—Pregunto.

—Bien.—Se encoge de hombros.—Aunque hay una cosa que creo que quizá deberías que saber.

—¿Está todo bien?—Frunzo el ceño.

—Sí, sí, es solo que no sé si debería decírtelo.

—Suéltalo.

—El día... en el que hablaste con Alba tuve una crisis algo fuerte... Y quizá tienen que cambiarme la receta de los ansiolíticos...

—¿Por qué no me lo dijiste?—Pregunto con algo de tristeza mientras pongo mi mano sobre su hombro.

—Ya tenías suficiente con lo tuyo, además no fue para tanto.

Si las estrellas fueran eternas #1Where stories live. Discover now