⚠Capítulo 20

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Pacify her
She's getting on my nerves
You don't love her
Stop lying with those words

-Melanie Martinez

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Entreabro los ojos. Todo parece irreal. La habitación está sumida en una luz blanca, aunque no estoy lo suficientemente despierto como para ver de dónde procede.

Me incorporo en la cama algo más despierto. Algo me dice que debo ir a despertar a Daniel, y mi cuerpo dormido no tiene otra opción que obedecer a esa intuición.

—Daniel...—Susurro mientras lo muevo con cautela.

Se me hiela la sangre al ver que no despierta. Me pongo de los nervios. Aparto la sábana que tiene encima para quedarme helado al ver lo que veo.

Tiene los brazos llenos de cortes. No son como los de la última vez, aquellos eran solo dos cortes verticales limpios, pero ahora son muchos que cubren su piel en muchas direcciones... y sangre, mucha, mucha sangre...

Siento como me quedo sin aliento.

Me despierto sobresaltado, sintiendo como el corazón me va a mil por hora mínimo. ¿Ha sido un sueño? Sea lo que sea, estoy realmente nervioso. Me levanto de la cama con rapidez, temblando de arriba a abajo. Siento que me va a explotar el pecho, tengo los ojos a rebosar de lágrimas.

—Daniel...—Le digo gritando más de lo que me gustaría con la voz completamente rota.

Para mi alivio él no tarda en entreabrir los ojos. Suspiro sin poder detener las lágrimas que me caen rostro abajo.

—¿Egan? ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?—Dice con preocupación incorporándose.

—No es nada...—Digo con un hilo de voz entre sollozos. Soy un dramático.—Lo siento por haberte despertado.

—Ven aquí.—Susurra haciéndome un gesto con la cabeza para que me siente junto a él.—¿Qué ocurre?

—Nada solo... Es una tontería. He tenido un sueño extraño en el que te pasaba algo y... me he agobiado y... Perdón por despertarte... ha sido una estupidez mía...

—No te disculpes, lo entiendo.—Dice con un tono de voz indescifrable.

—Perdón, ya te dejo tranquilo.—Me seco unas últimas lágrimas y me dispongo a volver a mi cama.

—Puedes quedarte.—Dice antes de que pueda levantarme.—Si quieres...

Asiento con la cabeza, la verdad es que no hay nada que me apetezca más ahora mismo. Solo quiero que él esté bien, o al menos vivo; quiero sentir el latido de su corazón, quiero tener la verificación de que él sigue respirando.

Nos tumbamos el uno junto al otro, manteniendo apenas algunos centímetros de distancia, mirándonos el uno al otro.

—Te quiero...—Se escapa de entre mis labios, posiblemente por culpa del cansancio.

—No creo que me conozcas lo suficiente como para saber eso...—Susurra con un tono indescifrable.

—No sé querer a medias.—Digo antes de que se me cierren los ojos mientras bostezo.


Cuando me despierto Daniel y yo estamos enredados entre las sábanas. Miro el reloj y veo que apenas quedan unos minutos para que suene la alarma.

Su rostro dormido se ve más calmado que nunca. Le aparto un mechón de pelo negro que le cae sobre el ojo y se lo coloco tras la oreja. Una sonrisa se me dibuja en el rostro.

Si las estrellas fueran eternas #1Where stories live. Discover now