Todo fue un error

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Bellatrix corría llorosa por el bosque seguida de una jauría de animales salvajes que, bajó la orden de Voldemort la seguían para acabar con su vida. Bellatrix había cometido el error más grave el cual le costaría la vida. Había permitido que se llevaran la copa de Helga de su bóveda, un objeto tan simple como importante. Voldemort, lleno de ira, había ordenado a las bestias traerle el cadáver de la bruja que corría por su vida con el corazón roto. Sin embargo, por muy veloz que ella fuera, Voldemort había destrozado su varita y estaba indefensa, su puñal de plata descansaba ahora en las manos de él. Los perros la estaban alcanzando y ahora ella solo podía correr como si le fuera la vida en ello, que era la verdad. Se rasguñaba con cada rama y le dolía todo el cuerpo por la paliza recientemente recibida.

Bella trató de subir a un árbol cuando sintió que las bestias estaban detrás pero no llegó a tiempo, una de la bestias se lanzó sobre ella y la derribó, la bestia rodeó a la bruja mostrando sus colmillos mientras Bellatrix temblaba. Voldemort llegó al parámo en ese momento sonriendo, sujetaba el puñal en las manos. Sin decir palabra lo lanzó hacia atrás, dejándolo caer en el río que corría a toda velocidad unos metros más al este. Chasqueó los dedos con una sonrisa y las bestias se apartaron de Bella pero permanecieron alerta, esperando el momento en que Voldemort les diera la orden de matar.
Esperaban ansiosos, responsables, y atentos.

El señor oscuro se quedó observando a la bruja tendida a sus pies que lo miraba con rabia y dolor. Sonrió con maldad mientras ella, paraliza de terror se limitó a tragar saliva y alzar la cabeza con orgullo.

B- De lo único que me arrepiento de de haberte amado. Es mi único error.
Es lo único que me gustaría no haber hecho jamás

V- ...

Voldemort, bajó la mano  sorprendido por la declaración de la bruja sin darse cuenta de que era la señal que las bestias estaban esperando para atacar..
De repente los ojos de Voldemort, fijos en los de ella vieron como, en un solo segundo, el segundo que tardó uno de los perros en morderle el cuello, se apagaban. Esos ojos fieros que le miraban con rencor de repente no lo miraban, La bruja aflojó los puños que mantenía apretados mientras los perros, bestias inocentes y hechizadas, la arrastraban a la oscuridad del bosque.

Bellamort One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora