VI. INDIGO

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Reconoce que debe atender su salud con más frecuencia desde que los límites entre la realidad y las pesadillas se vuelven menos claros. (Dejando de lado la idea de que termina desmayándose tras ciertos golpes, porque lo atribuye a la exactitud en su dieta alimenticia de los últimos días o, por lo menos, de las últimas horas; con una base promedio de alrededor de diez calorías por día.)

El alcohol entrando por su nariz es un grito desesperado por traerlo de vuelta. El perfume barato de Yuta.

Es gracioso, sigue siendo una pesadilla cuando Ten lo mira de cerca y parpadea, ojalá despierte pronto.

—¿Me escuchas?

—No quiero—dice girando su cuerpo hacia un lado y recibiendo un golpe en la frente de inmediato. Suficiente para traerlo de vuelta a la realidad y aspirar de forma desesperada por aire, están en movimiento.

—Ya—dice la voz del pelirrojo antes de que pueda verlo de nuevo—Johnny está de vuelta.

No dicen nada porque sabe que en cualquier momento puede girar el rostro y Ten va a estar ahí, mirándolo esperando quién sabe qué.

Así que desea o finge no abrir los ojos por un tiempo, tampoco es lo mejor después la cantidad de luces que l ciudad de Chicago puede ofrecer durante la noche, porque, no sabe cuánto tiempo estuvo inconsciente pues ya han abandonado la zona boscosa y hay más grupos de personas alrededor cada vez que se detienen en un semáforo.

Reconoce el camino muy pronto, hacia casa de Taeyong. Taemin le debe una.

—Bueno, alguien tendría la delicadeza de explicarme ¿qué demonios fue todo eso y de quién es el cadáver que acabamos de secuestrar? —La sonrisa desesperada de Yuta le da una serie de escalofríos, tal vez tiene frío.

—¿Puedes ayudarme a bajar?

Cuando Taeyong se comporta de esa manera, tan tímido y sensible, su pecho se agrieta un poco. Yuta se gira por completo sobre el asiento antes de sorprenderse por el rostro de quien descansa sobre el regazo de su amigo. Parece una broma, una pésima broma del peor de los gustos que pueden existir.

—Taeyong ¿qué hiciste?

—Déjalo. —Susurra Johnny tomando su cabeza entre los dedos que le tiemblan un poco. —No nos tiene la suficiente confianza para decir cosas como estas.

Sabe que eso duele, en ambos extremos, a Taeyong le lastima escuchar esas palabras en un momento de esa índole, donde se siente frágil por sostener a alguien entre sus brazos, pero Johnny no miente y también es un golpe duro para él, así que lo deja de ese modo.

—Taeyong—el nombrado me da una última mirada a su mejor amigo antes de limpiar su nariz y pedirle amablemente a Yuta que lo ayude a bajar, porque no es lo suficiente fuerte como para sostenerlo por su cuenta.

—Está bien, —comenta Ten asintiendo en dirección a Yuta—Doyoung es mi mejor amigo, está bien.

La sorpresa en Yuta no basta, Johnny ni siquiera presta atención, Taeyong ha estado escondiendo muchas cosas, demasiadas como para poder procesar una por una. De todos modos, (con algo de molestia) Yuta ayuda a Taeyong a bajar el cuerpo poco consciente de Doyoung.

El silencio crece y no le molesta en absoluto, no necesita mirar a Ten de nuevo, no quiere volver a hacerlo nunca y sobre todo, no quiere estar en el mismo lugar que él.

—¿Por qué no te bajas?

Ten no responde, pero no va a darle el lujo de buscarlo, ya no. Es suficiente después de que ha seguido sus instrucciones esa noche. Así que comienza a buscar entre los bolsillos de su pantalón, su teléfono tiene la pantalla algo rota y no tiene un protector en ella.

Babylon Allure [JOHNTEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora