XVII. GREY

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El gris no entra en la categoría exacta de color, porque el blanco tampoco lo es, ni hablar del negro, se trata de un punto totalmente intermedio y que a Johnny le gusta usar porque no dice nada, es neutro de forma absoluta.

Así que eso intenta al desayunar, ¿cuántas veces va a tener que pasar por esa conversación incómoda vacía de palabras?

—La tía Wendy te manda saludos.

—Gracias—dice como última instancia. Compró un desayuno agradable para evitar cuestionamientos sobre el porqué no avisó que no iba a llegar a dormir, bueno, tampoco tenía contemplado todo ese plan malvado de Ten. —El martes voy a empezar a trabajar.

—¿En serio? —Dice Mark casi levantándose de la mesa, está emocionado en exceso.

—Tus jefes son muy bondadosos, cariño—comenta su madre, en cambio—te apoyaron durante el proceso y también te han dado vacaciones para supervisar la recuperación de Mark, deberíamos comprar algo.

—En realidad, ellos insisten en que no es necesario—se encontraba tan emocionado por la noticia que había olvidado que su madre no sabía que no tenía trabajo desde el caso del estafador que lo hizo perder el grupo de clientes que solían visitar su diminuto bufete con locación en su habitación y el restaurante del centro más barato y elegante que pudo encontrar.

—Un obsequio nunca sobra, Johnny.

—¿Está bien si les llevo café? —No lo va a hacer, sólo quiere complacerla, porque ¿qué tan loco va a lucir llevando café en su primer día de trabajo a perfectos desconocidos? Ni siquiera sabe cuántos son o si todos beben café.

Ella asiente y eso es mejor, hasta que estornuda.

—¿Dónde pasaste la noche? No siento que estés mejorando.

Y él cree lo mismo, no mejora porque tiene otra cuestión salubre que está retrasando su simple resfriado, cosa que ella no sabe y que Mark mucho menos.

—Estuve por ahí...

—Necesito que te cuides, no podemos permitirnos que contagies a Mark en este preciso instante, así que toma tus medicamentos y no andes en la calle hasta tarde, por favor.

—No estuve en la calle, fui a casa de Taeyong y también estuve con Yuta, me mantuve cubierto, lo prometo.

—¿Todo el día?

Sí, él también sabe que Ten no desapareció de su casa en el aire y que tampoco sigue ahí.

—Uhm—se niega a decirle exactamente que estuvo con Ten porque es incómodo, lo que sigue en el nivel, uno que llega hasta la punta del monte Olimpo, así que se tarda en masticar el pedazo de pan que tiene en la boca antes de tragar, —también estuve un rato con Ten.

—Oh, oh—interrumpe Mark—Ten dejó un par de audífonos en el sillón y una gorra, deberías entregárselos.

Ahí está la mirada de Irene, una descripción de lo que sabe se acumula en sus labios, ella está sonriendo, no debería sonreír por creer que lo atrapó, pero, en efecto, ha atrapado a Johnny.

—Cariño...

Interrumpe e interrumpe, Ten Lee y su maldición de las llamadas lo está siguiendo de nuevo, es como si la vida impidiera algo, el problema ahora es él, y suena como un salvador y al mismo tiempo el peor de los profetas.

—¿Me dan un momento?

—Oye...

—¿Qué pasó? —se aleja un poco, merece privacidad después de que ese par de chismosos estén intentando sacarle información, han confabulado en su contra, madre e hijo contra el hermano que los mantiene, qué traición.

Babylon Allure [JOHNTEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora