XXIV. PERIWINKLE

824 73 49
                                    

La tentativa de mirar a Ten y acariciar su cuerpo cuando Taeyong está colgando del de Doyoung, es inmensa e inquietante.

—No lo soporto, no quiero que salgan, necesito ponerle una maldita orden de restricción, que se aleje, es sólo un hombre idiota que planea dañar lo que más me importa.

—No puedes ponerle una orden de restricción, no es así como funciona—comenta con una sonrisa.

—Quisiera poder romperle la cara a ese bastardo, no pueden salir, se los prohibo—Taeyong está totalmente borracho cuando habla con Johnny. —Pero es tan jodidamente astuto como para no acercarse a la casa, es mi tonta hermanita quien se escapa, tendría que estar pegado a ella todo el día para averiguar con quién demonios está saliendo.

—Taeyeon ya es una adulta, tiene veinte años, no puedes seguir intentando evitar que salga con alguien—agrega Ten abriendo la puerta para que el mayor entre al auto.

—Cállate, sigo teniendo un ojo encima de ti.

Okay, creo que alguien está de mal humor, vamos a casa, cariño, necesitas dormir.

—No, no necesito dormir, quiero que usem-

Doyoung cierra la puerta, se nota rojo y mareado, pero no tanto como su novio, suspira de vuelta a ambos chicos, Ten no ha tenido la oportunidad de subir al auto y sus manos en el aire esperando una respuesta hacen tímido a Doyoung.

—Ustedes saben que el alcohol sube rápido a su cabeza y ahora está uhm...

—Ebrio—completa Ten con una risita. Se encuentra en el mismo estado que Doyoung, pero no es sobre el alcohol.

—Ajá, yo... —las palabras del ojiazul están llenas de aire, tarda mucho en procesar lo que tiene que decir, la vergüenza lo inunda. —Creo que todos sabemos cómo va a terminar esto y no quiero que lo vean.

—¡Doyoung!

Johnny aclara su garganta mientras gira su rostro a otro lado, no puede creer que después de tantos años de conocer a Taeyong sea la primera vez que escucha su voz en ese tono. No quiere volver a hacerlo.

—Bien, yo llevaré a Ten a casa.

Eso no le gusta a Doyoung, pero tampoco puede re usarse cuando su novio parece estar a nada de quitarse la ropa si no entra al auto en ese preciso momento.

Ten sube primero y Johnny se asegura de colocarle el casco, sus amigos se han ido y no tiene nada que ocultar, así que presiona un beso en su nariz y duda en quitarse la chaqueta para ponérsela encima, el frío sube.

—¿Estabas pensando en volver a casa conmigo?

—En realidad, no esperaba que Taeyong tomara tanto, Lisa vino a dejarme y pensaba volver con ellos, así evitaba que me siguieras—se acomoda frente a Johnny, el mayor no lleva casco. No es lo más seguro, pero es lo que hay.

—Bueno, este es un mejor final que el planeado. Necesito dormir contigo.

—Oh.

No entiende por qué si conoce a Johnny sigue sorprendido por la simpleza y dulzura de sus palabras. No es más que eso, el hecho de compartir cama, de abrazarse y saber que el otro despertará a su lado.

—¿No te gustaría ir a otro lado?

El mayor enciende el motor y lo rodea por completo, lo que es tonto, un acto de locura el proteger a quien está tan protegido, si algo llegara a ocurrirle algún día, no podría perdonárselo. Es la persona que lo hace sentir más seguro en el mundo.

—¿A dónde deberíamos ir exactamente?

—A mi casa.

La dirección es distinta, no la que tiende a visitar cuando Lisa sale, sino una más alejada del centro, tanto que les lleva veinte minutos llegar hasta la zona más norte de Chicago: Glencoe.

Babylon Allure [JOHNTEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora