Babylon Allure [JOHNTEN]

Especial de fiestas decembrinas

Esto no tiene nada que ver con la historia, es un borrador que tenía por ahí de un tema extraño, sí, necesitaba llenar mi vacío existencial con un one shot de nahuales porque, ¿por qué no? eh.

Es un regalito por las fiestas, lo dejo aquí. Besos y feliz Navidad, Hanukkah, Saturnalia, solsticio de invierno, cumpleaños de Louis Tomlinson o Isaac Newton, lo que sea que celebren.

Nos leemos el lunes (eso espero) Un abrazo.

Aprender a compartir es base del crecimiento normal de los niños. Una parte relevante de su educación moral es saber que a veces podrán desear algo de alguien más y viceversa, de modo que, buscando crear un vínculo entre ambas personas que pronto se vuelva recíproco, compartir será algo fundamental. Sobre todo en las relaciones sentimentales.

Johnny tiene un deseo grande por dar, más que por recibir, así que cuando sale del trabajo a media noche y camina por la una calle algo desierta dadas las temperaturas bajas, no duda en decirle "sí" a un transeúnte que lo admira disfrutando del calor de un cigarrillo.

A diferencia suya, sus ropas se notan delgadas y desgastadas, así que su pecho se calienta más de lo normal por ayudar a calmar las ansias de alguien que se encuentra en condiciones mucho peores que las suyas.

Juzgando demasiado determina que el muchacho podría ser un vagabundo. Es delgado y bajo, su rostro se ve limpio a pesar de todo. Le recuerda a los jóvenes que escapan de casa a temprana edad, adorables carnadas de piel nivea para cualquier depredador de la noche.

No le pregunta sobre su condición porque eso sería demasiado incorrecto, un cigarro no le abre las puertas a nadie para husmear. Espera que deje de acercarse a los extraños para buscar cosas tan banales porque en cualquier instante se encontrará con alguien que no tiene ni la más mínima pizca de decencia humana para no aprovecharse de la vulnerabilidad de alguien que apenas ronda los veintes y se encuentra sin hogar.

Avanza sin mirar atrás, disfrutando del humo que de vez en cuando acaricia su rostro, evitando que la sangre se acumule sobre su nariz y termine pareciendo un enfermo. Algunas cuadras más adelante, sin ruidos cercanos o pasos detrás de él, vislumbra otro cuerpo similar al del chico de antes. Parecen abundar esos días y teme que podría tratarse de una especie de empleo ilegal que se dedica al placer a cambio de unas cuantas monedas; sin embargo, no hay modo de que él sea un cliente.

—¿Puedes ayudarme?

Con mucha más dulzura que la anterior, el joven se acerca y deja ver las mismas facciones de un bello Jacinto ante Apolo bajo la luz de los postes de alumbrado público. Es él otra vez. ¿Cómo avanzó tanto en tan poco tiempo?

—¿Estás siguiéndome?

—Sólo necesito un par de monedas, las cosas han estado difíciles últimamente.

—¿Cómo apareciste tan rápido? ¿acaso vuelas? —bromea para disminuir la presión de ser seguido por tanto tiempo. El muchacho se ríe con la cabeza baja, de forma tímida.